Cuauhtémoc pidió a Hernán Cortés ser sacrificado el día de su captura. Los españoles decidieron torturarlo junto con sus aliados.
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La captura de Cuauhtémoc, el último tlatoani mexica, marcó el fin de la guerra por México-Tenochtitlan. Con ello iniciaría 300 años de dominio español.
El asedio de los extranjeros y el grupo de indígenas con los que se aliaron, dio su estocada final al imperio mexica con la rendición el 13 de agosto de 1921 del último emperador.
Cuauhtémoc fue embestido gobernante en 1521, después de la muerte de Cuitláhuac y la caída de Moctezuma Xocoyotzin, en medio de la guerra con los españoles. El joven de entre 19 y 25 años tomó el mando y dirigió la defensa del imperio mexica.
“Era mozo de hasta veinte y cinco años, y de tanto espíritu y vigilancia, que a diferencia de su antecesor, se dio a los cuidados públicos, deseando que se conociese luego lo que valen, puestas en mejor mano, las riendas del gobierno”, escribió en Historia de la Conquista de Méjico, el cronista de Indias Antonio de Solís y Rivadeneyra.
El último atraco de los españoles
Hernán Cortés y su ejército fueron expulsados de Tenochtitlán el 1519, tras la derrota en la llamada “Noche Triste”. El asedio español se reforzó con las alianzas indígenas de los tlaxcaltecas y otros pueblos.
Cuauhtémoc retomó la defensa mexica e intentó resistir las batallas constantes con los españoles. Cortés y su gente sitiaron las ciudades, impidieron el abastecimiento y cortaron los acueductos; los españoles primero tomaron Tenochtitlan, después avanzaron hasta la ciudad hermana de Tlatelolco.
“La contienda fue muy violenta, pero en la batalla también estuvo involucrada la gente del pueblo”, afirma la arqueóloga Judith Alva Sánchez.
Cuauhtémoc intentó huir con sus hombres a bordo de una canoa, así lo relató el propio Cortés en una carta que envió al emperador Carlos V. La captura ocurrió en Tequixpeuhacan, a manos del militar García Holguín, según crónicas de la conquista.
A fin de evitar mayor sufrimiento del pueblo, el emperador aceptó su derrota y fue entregado a Cortés en la casa del señor Aztooatzin. Este lugar ahora ocupa la iglesia de la Concepción Tequipeuhca.
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La tortura del último tlatoani mexica
Las canoas que los aztecas habían llenado con regalos de oro para el conquistador no calmaron las ansias de riqueza. Los españoles sometieron a suplicio al joven emperador para que revelara dónde estaba ubicado el llamado Tesoro de Moctezuma.
Cuauhtémoc resistió que Cortés y sus hombres le quemaran los pies, y pese a la tortura a la que era sometido, se negó a revelar la información y pidió que en un acto de honor fuera sacrificado.
“Toma ese puñal que tienes en el cinto y sacrifícame luego con él”, habrían sido las palabras del huey tlatoani, según Eduardo Matos Moctezuma, fundador del Proyecto Templo Mayor.
Uno de los prisioneros que también era torturado junto a Cuauhtémoc, según narró Francisco de Gómara, le pidió que dijera algo para detener el sufrimiento.
“Lo miró con ira y lo trató vilísimamente como muelle de poco esfuerzo, preguntándole si estaba él en algún deleite o baño”, menciona el cronista.
Los españoles no asesinaron este día al “Águila que descendió”, significado en náhuatl de Cuauhtémoc. Cortes lo tomó preso y lo conservó a su lado por varios años.
Años más tarde, en 1525, ordenó su muerte acusado de conspirar y dirigir una supuesta rebelión.