Este ecosistema de aguas brillantes se encuentra en Florida (Estados Unidos) y está bajo amenaza. Conoce todo sobre este fascinante lugar.
National Geographic Latinoamérica
Está a sólo una hora en auto entre las atracciones de los parques temáticos de Orlando y el Centro Espacial Kennedy de Cabo Cañaveral en Florida (Estados Unidos). La ruta atraviesa uno de los hábitats más biodiversos de Norteamérica, pero la mayoría de la gente desconoce las maravillas de las aguas que la rodean.
La Laguna Indian River, que se extiende a lo largo de 251 kilómetros en la costa este de Florida, es un ecosistema de flora y fauna poco común. Y hay algo especial en el agua: aquí se encuentra el mayor despliegue de bioluminiscencia natural de Estados Unidos.
Los tramos más protegidos del norte de la laguna, donde el efecto es más intenso, son un destino deslumbrante para toda la familia. En kayak con una excursión ecológica (o por tu cuenta), podrás ver pasar a los salmonetes (Mullus surmuletus) como si fueran cohetes, con sus estelas submarinas de un tono azul similar al de la película Avatar, creado por las algas únicas de la laguna. Es una oportunidad para aprender sobre biología marina y el delicado equilibrio de los ecosistemas.
El aumento de la población de Florida y el consecuente crecimiento de las presiones sobre esta vía fluvial (incluida la liberación de nutrientes de las fosas sépticas y la escorrentía de aguas pluviales cargadas de fertilizantes que pueden exacerbar la proliferación de algas), alteran el equilibrio de la laguna. De hecho, el propio organismo que produce la bioluminiscencia puede volverse perjudicial por su florecimiento descontrolado.
«Cuando este fitoplancton muere, es descompuesto por bacterias consumidoras de oxígeno. Los bajos niveles de este elemento pueden provocar la muerte a gran escala de las poblaciones de peces costeros», explica Yannis P. Papastamatiou, biólogo marino de Florida y explorador de National Geographic. «Los estuarios pueden ser especialmente sensibles a estos sucesos y, además, son zonas de las que el ser humano puede depender”.
Por eso, este es un buen ejemplo para ofrecer algunos consejos de cómo practicar un turismo sostenible con los entornos acuáticos.
La ciencia detrás de la chispa
Varias empresas de kayak de Titusville y Fort Pierce llevan a los turistas a remar por las aguas bioluminiscentes durante los meses de verano, cuando las noches oscuras sin luna presentan las mejores condiciones para verlas.
«Siempre le digo a la gente que el mejor momento para contemplar la bioluminiscencia es cuando menos ganas hay de salir», dice Austin Mahan, copropietario de A Day Away Kayak Tours en Titusville. Añade que los comentarios más gratificantes que recibe proceden de los niños, que le dicen que les gusta la experiencia incluso más que los parques temáticos.
«En julio y agosto, cuando por la noche la humedad alcanza 100% y los bichos se tornan muy molestos, suele ser la mejor época para venir a verlo», precisa.
¿Y el efecto? Pura magia, reflexiona Mahan.
Cuando la bioluminiscencia es más intensa, se puede ver una estela brillante bajo los kayaks de policarbonato transparente. Con cada remo se pueden ver gotas de color azul pintando círculos en la superficie de la laguna.
Edith Widder, directora general de la Ocean Research & Conservation Association de Fort Pierce y becaria de MacArthur, ha estudiado la bioluminiscencia durante la mayor parte de su carrera.
La especialista afirma que todavía hay muchas incógnitas en torno a los factores que provocan la floración de las algas durante los meses de verano. Lo que sí sabemos, reconoce, es que los dinoflagelados bioluminiscentes pueden encontrarse en los océanos y en aguas frías, pero al pyrodinium, la cepa de la laguna del río Indio, le gusta el calor.
También se sabe que el destello creado por los dinoflagelados bioluminiscentes cuando se agitan (por alguien remando, un depredador que pasa, etc.) es un mecanismo de supervivencia. Widder cree que el significado de la señal puede variar entre las especies de dinoflagelados.
«Algunos producen un único destello muy tenue que relacionamos a una especie de advertencia sobre su toxicidad que envían a los depredadores», infiere Widder. Algunos dinoflagelados, incluida una cepa de Pyrodinium bahamense en la laguna del río Indio, pueden producir una potente neurotoxina llamada saxitoxina que puede ser perjudicial para los peces y mariscos, debido a la intoxicación paralizante que desencadena.
Aunque la misma toxina puede afectar también a los humanos, «la exposición más común se produce al comer marisco, cocinado o no, que ha acumulado la toxina», cuenta Widder, y no al tocar las algas. En los casos moderados, la enfermedad puede causar hormigueo y entumecimiento en la cara y el cuello, mientras que los casos más graves pueden provocar síntomas que se extienden a las extremidades y causar problemas respiratorios.
Una de las mayores incógnitas sobre el Pyrodinium bahamense, resalta Widder, es por qué produce saxitoxina algunas veces y otras no.
Otros dinoflagelados, como el Pyrocystis noctiluca, también presentes en la laguna del río Indio pero en menor número, producen muchos destellos brillantes, continúa Widder. Según explica, los destellos podrían actuar como una especie de alarma que llama la atención sobre el depredador, lo que a su vez atrae la atención de los depredadores más grandes que quieran comerlo. Como resultado, el depredador del dinoflagelado es consumido o ahuyentado, agrega.
Un ecosistema en peligro
El equilibrio ecológico de la laguna del río Indio es un delicado entramado sometido a una tensión constante por factores humanos, exacerbada por el crecimiento demográfico de Florida, explica Widder.
Entre 2020 y 2021, Florida tuvo la segunda tasa de crecimiento de los 50 estados de Estados Unidos, según datos de la Oficina del Censo de ese país. El crecimiento demográfico del 14,6% del estado entre 2010 y 2020 lo posicionó por delante de Nueva York como el tercero más poblado, sin incluir los millones de turistas que lo visitan anualmente.
«El número de personas que entra a Florida es asombroso», destaca. «La construcción y el desarrollo inmobiliario es impresionante. Y todo ello ocurre sin tener en cuenta el medio ambiente».
El kayak es una forma popular de ver la Laguna del Río Indio de cerca, a cualquier hora del día.
Según Duane De Freese, director ejecutivo del Consejo de la Laguna del Río Indio y del Programa Nacional de Estuario de ese ecosistema, ha responsabilizado a los nutrientes procedentes de fuentes humanas (como las fosas sépticas y los fertilizantes) de alimentar las floraciones de algas que han arrasado con la laguna, incluida la devastadora floración de algas pardas de 2016 que acabó con gran parte de sus hábitats vitales.
Del mismo modo, la Pyrodinium bahamense bioluminiscente de la laguna también podría florecer descontroladamente si se alimenta de demasiados nutrientes que fluyen en el medio ambiente desde fuentes externas.
Las floraciones de algas han contribuido además a la inanición de los manatíes, la afectación de la pesca y al impacto económico de la laguna, traducido en miles de millones de dólares al año, precisa De Freese. Asimismo, señala que las bahías de Old Tampa, de Sarasota y de Biscayne han sufrido un impacto similar.
La solución es reducir los nutrientes que consume la laguna, especialmente el nitrógeno y el fósforo, especifica De Freese. Esto incluye la actualización y el mantenimiento de los planes de tratamiento de aguas residuales para sostener a la creciente población y la mejora de los sistemas de aguas pluviales y las conversiones del alcantarillado.
Los ciudadanos, sobre todo los que viven en el agua, también pueden influir, dice, reduciendo los pesticidas, fertilizantes y herbicidas que utilizan en sus céspedes.
El programa Save Our Indian River Lagoon (Salvemos Nuestra Laguna del Río Indio) aportará 489 millones de dólares a lo largo de 10 años y los destinará a proyectos diseñados para reducir o eliminar el exceso de nitrógeno y fósforo de la laguna del río Indio.
«Ese es un muy buen ejemplo de cómo una economía sólida puede ayudar a la conservación», cuenta De Freese. «La gente votó a favor de aumentar los impuestos porque este es un programa que lo vale. Lo que no ocurriría si no fuéramos económicamente sólidos».
Los lugareños esperan que los visitantes también se motiven para ayudar a proteger el ecosistema único de la laguna.
Widder agrega que ver la bioluminiscencia de la laguna es una experiencia que suele quedarse en la memoria de los turistas durante toda la vida. «A menudo la consideran una de sus mejores experiencias», reconoce. «Y eso no puede más que repercutir en el deseo de protegerla».