Por Vianey Esquinca
El México que arde
¿Por qué el crimen organizado pone en jaque a Chihuahua, Jalisco, Baja California y Guanajuato en una semana? Porque puede, porque no hay nadie que les impida tomar las calles, sembrar terror, asesinar inocentes y cobrar venganza; porque el gobierno federal sigue mandándoles todo su amor y sus abrazos y porque los gobiernos estatales están como venados lampareados, petrificados y sin tener la menor idea de qué hacer.
Durante esta semana se demostró, una vez más, que quien tiene la sartén por el mango en este país son los grupos delincuenciales. Según se informó, el martes pasado militares descubrieron una reunión entre líderes del Cártel Jalisco Nueva Generación, Ricardo Ruiz, alias El RR yGerardo González Ramírez alias El Apá en de Ixtlahuacán del Río, Jalisco, lo que provocó una violenta reacción de los integrantes de esa agrupación en Jalisco y Guanajuato, quienes incendiaron taxis, coches particulares, comercios, farmacias y una veintena de Oxxos.
¿La Guardia Nacional, el Ejército o la Marina impidieron estos hechos? No; ¿capturaron a los líderes?, sí se detuvieron a algunos miembros del CJNG, pero no a los operadores de la región del Occidente y Bajío del cártel. Si el cártel se puso así porque les descubrieron una reunión y agarraron a unos amigos, ¿qué hubiera pasado si hubieran aprehendido a los cabecillas? Seguramente un Ovidio-reloaded.
Pero después le tocó a Chihuahua. Una riña en el Cereso Estatal número 3 en Ciudad Juárez, Chihuahua, provocó una ola de ataques que dejó a una docena de personas muertas. Y para acabar la semana, el turno le tocó a Baja California, donde hombres armados incendiaron unidades del transporte, tráileres y tiendas Oxxo en Tecate, Tijuana, Playa del Rosarito, Mexicali y Ensenada. El país se fue pintando de rojo.
Además, se comprobó que las crisis son como abono para la torpeza, y la presidenta municipal de Tijuana, la morenista Montserrat Caballero, dio a conocer su infalible estrategia de seguridad: “También les pedimos que cobren las facturas a quienes no les pagaron lo que les deben, no a las familias, no a los ciudadanos que trabajan, porque también nosotros estamos vigilantes de ello”. Así pues, la alcaldesa les sugiere a quienes se hayan negado a pagar derecho de piso, por favorcito, pasen a pagar.
Mientras tanto, diversas instituciones y cámaras empresariales lanzaron llamados, gritos de ayuda. El Consejo Nacional Agropecuario señaló en un tuit: “El CNA se une al rechazo a la violencia y condena los hechos acontecidos en los estados de Chihuahua, Jalisco, Guanajuato y Baja California”; la ANTAD publicó un comunicado de prensa reprobando la violencia y haciendo “un llamado respetuoso” a las autoridades a reforzar y “tomar las medidas necesarias para conservar el Estado de derecho”.
No fueron los únicos, el CCE también se pronunció con un: “Exigimos a las autoridades actuar con rapidez para garantizar la seguridad y los derechos humanos de los mexicanos”. Entre acompasados lamentos, repudios, llamados y exigencias —algunas políticamente correctas para que el Ejecutivo no se enoje—, es como el país mantiene su nivel de impunidad y violencia.
Seguramente desde Palacio Nacional dijeron “¡ay, gatitos, ternuritas!” y no hay que dudar que, en la próxima mañanera, el Presidente les rompa un corazón con su clásico desplante de: “¿Dónde estaban cuando Felipe Calderón le declaró la guerra al narcotráfico y sacudió el avispero?”.
Mientras México arde y los estados se queman, parece que el Presidente le apuesta a que la gente siga creyendo que la violencia es entre “bandas” y que ya se acostumbró a ver hechos tan lamentables como los ocurridos en esta semana.