La llegada de paraguas chinos desechables está acabando con un antiguo negocio: la reparación de estos productos.
Desde hace 47 años, Refugio Bonilla, encargado de Paragüería París, en el Centro de la Ciudad de México, lleva arreglando paraguas, pero la llegada de productos chinos de bajo costo que no se pueden reparar provocó una baja del negocio y que otros más desaparecieran.
Don Cuco, como se le conoce, recordó que cuando ingresó a trabajar a la paragüería, a los 16 años de edad, había entre 12 y 14 negocios similares en la zona; ahora sólo está la París.
Un negocio que fue en picada
Antes, añadió, se arreglaban alrededor de 50 paraguas, pero ahora sólo 10 al día.
«En temporada de lluvias esto estaba lleno. Llegábamos a las 8:30 de la mañana y cerrábamos a las 9:15 de la noche, había veces que no alcanzaba el tiempo para hacer las reparaciones y se quedaban para el otro día», detalló.
Incluso, varios de los paraguas que se venden bajo un país de origen diferente a China pasan por esa nación, pues al final son maquilados ahí.
Antes hasta se compraba la materia prima y se armaba el artículo en la paragüería, pero cuando se introducen los de origen chino al usuario le empezó a salir más barato comprarlos ya hechos, resaltó.
Esta fue la estrategia de la paragüería para subsistir
Ante esto, una de las estrategias de la paragüería fue comprar artículos chinos y refacciones, para vender sólo los que se pueden reparar y que la gente tenga la posibilidad de darle un segundo uso.
Hay varios paraguas desechables y otros más que se pueden arreglar, pero la gente no lo sabe y los tira a la basura, dijo.
«Hay paraguas que aunque cuesten mil pesos no se pueden reparar», afirmó.