El Ejecutivo federal reconoce que los grupos del crimen organizado en nuestro País son una fuerza «cuasimilitar» que ha dejado profundas afectaciones en el País.
En la iniciativa que busca dar el control de la Secretaría de Defensa Nacional (Sedena) sobre la Guardia Nacional (GN), también admite que dichos grupos son poderosos.
Pero, citando un prefacio de la Convención de las Naciones Unidas Contra la Delincuencia Organizada de 2004, el Ejecutivo subraya que no son invencibles.
«El riesgo que enfrentamos es sumamente delicado para el Estado mexicano, ya que el crimen organizado en nuestro País se ha convertido en una fuerza ‘cuasimililar’ que usa la violencia en contra de la población y de las instituciones públicas», señala.
«Son grupos que desbaratan las buenas obras de la sociedad civil, son poderosos y representan intereses arraigados y el peso de una empresa mundial de millas de millones de dólares , pero no son invencibles».
El poderío de los cárteles es usado como uno de varios argumentos para subrayar la pertinencia de transferir el control operativo y administrativo de la GN a la Sedena.
La propuesta, enviada el miércoles a la Cámara de Diputados, subraya que la delincuencia organizada incide tanto en la seguridad nacional como en la seguridad pública.
«Es así que en la Ley de Seguridad Nacional la delincuencia organizada es reconocida como una amenaza a la seguridad nacional», agrega.
«La cual también es eminentemente un tema de seguridad pública, por constituyen diversos delitos del orden federal que deben ser combatidos y prevenidos por la Guardia Nacional».
En la exposición de motivos de la iniciativa, el Ejecutivo además destaca que la GN busca garantizar la seguridad pública frente a las «profundas afectaciones» del crimen organizado en la vida económica, política y social del País.
«Agravadas por la estrategia conocida como ‘guerra contra el narcotráfico’Hinojosa, así como por su incapacidad para garantizar la justicia», añade.
«La adopción de este esquema policial complejo (con la GN) responde a los desafíos sin precedentes que los graves problemas de inseguridad y violencia vinculados principalmente al crimen organizado plantean al Estado mexicano en la actualidad».