Por Lilia de la Fuente
“OJOS AL CIELO”
Clavé mis ojos al cielo,
A ese firmamento azul.
Al poniente el astro rey,
Iniciaba complaciente,
Entre sombras a ceder.
Mire que se iba ocultando
En el contorno sombreado.
Sus rayos languideciendo,
Tras un cuadro repujado.
Cuando el manto de la noche
se disemina en el cielo;
Busqué a Dios en las estrellas,
En la luna, y los luceros.
Imploro en lo más profundo
De mi pecho y de mi ser;
Que nos mande la salud…
Y del mal nos traiga a bien.
El Señor no ha respondido…
Y su silencio perdura…
Rebasando los linderos,
Y callado en su postura.
Solo nos queda entender,
Que el mundo está desquiciado;
¡No querer aceptar!
Ser apostatas cegados.
¡Sí!… somos ciegos y culpables
del silencio del señor…
¡Nuestro Padre ya no escucha!
Porque los rezos de muchos,
¡Van a otra dirección!
“RECUERDOS”
Hace muchos años
Llevo este recuerdo,
Que no se me olvida;
Los dulces momentos
Que nunca en la vida
Podrán regresar;
La suave mirada,
Las tiernas caricias,
Los sabios consejos;
Que solo una madre
Con amor sublime,
Puede prodigar.
A veces quisiera…
Que aquellos instantes,
No hubieran pasado,
Que mi infancia loca,
Continuara siendo,
Como antes lo fue;
Que sus dulces besos,
Y tiernas caricias;
Todo regresará;
Y seguir viviendo,
Aquellos momentos,
Que no olvidaré.
Pasaron los años…
Y solo recuerdo,
De aquella mañana
De ese invierno gris;
Su pelo sin brillo,
Sus ojos cansados,
De tanto sufrir;
La cruel despedida,
Sus besos, mi llanto,
Más todo fue inútil;
Esa madrugada,
La miré partir.