Daniel LaPlante nació en 1970 y creció en el pueblo de Townsend, Massachusetts, donde más tarde acecharía a la familia Andrews.
Muy Interesante
El nombre de Daniel LaPlante sigue siendo motivo de perturbación y misterio en la historia de la crónica negra de los Estados Unidos. Su historia parece extraída de una película de terror, ya que parece difícil creer que algo así pueda ocurrir en la vida real. ¿Pero quién es este personaje, qué hizo y por qué se le dieron tres cadenas perpetuas?
Daniel LaPlante y su cita con Annie Andrews
Todo comenzó en Townsend, Massachusetts, en 1986, cuando la adolescente Annie Andrews recibió la llamada de un adolescente que decía ser el amigo de un amigo. Su nombre era Daniel LaPlante, a quien todos conocían como Danny. Estuvieron hablando durante varias horas y se citaron para conocerse en persona.
Cuando Annie vio a Danny se llevó una sorpresa: el chico se había descrito como rubio y alto; sin embargo, su aspecto real era muy diferente: tenía cabello oscuro y su aspecto era desaliñado. Aun así, Annie aceptó salir con él.
La chica se dio cuenta de que Daniel LaPlante era una persona extraña. Sobre todo, le hizo muchas preguntas acerca de su madre fallecida hacía poco debido a un cáncer. Cuando se despidieron, Annie estaba convencida de que no quería volver a salir con LaPlante.
Sesiones espiritistas
Annie y su hermana menor Jessica querían comunicarse con su difunta madre. Para ello, llevaban a cabo sesiones de espiritismo en el sótano. En su habitación, extraños ruidos comenzaron a escucharse, sobre todo, golpes en las paredes.
Lo que primero parecía ser la “presencia” de su madre en la casa, poco a poco se tornó en algo más oscuro. Además de golpes en diversas zonas de la casa que ocurrían a cualquier hora del día, comenzaron a notar que los objetos desaparecían y reaparecían en otros sitios de la propiedad.
A veces, cuando volvían del colegio, veían que los muebles estaban movidos. Pronto, comenzaron a sentir que una amenaza habitaba en su casa. Contaron lo sucedido a su padre, pero éste se negó a creer sus historias.
Brian Andrews, el padre de las chicas, atribuyó la actividad reportada a la imaginación de sus hijas y al dolor por la muerte de su madre. No creía en nada relacionado a lo sobrenatural.
Mensajes misteriosos
Un día, Brian Andrews recibió una llamada de un vecino para decirle que sus hijas, Annie y Jessica, se encontraban en su casa. El motivo: huyeron aterrorizadas de su domicilio diciendo que en una de las paredes del sótano había un mensaje escrito con sangre: “Estoy en tu habitación, ven a buscarme”.
Cuando Brian Andrews llegó a casa, descubrió que las palabras en la pared del sótano fueron escritas con salsa catsup y no con sangre. Una vez más, asumió que sus hijas solo querían llamar su atención.
Los ruidos en la casa se calmaron durante un tiempo, pero finalmente apareció otro mensaje en la pared, esta vez en el dormitorio de Annie.
“He vuelto, encuéntrame si puedes”.
Una vez más, las chicas huyeron de la casa y un vecino llamó a Brian. Al entrar en su casa, el padre de las hermanas Andrews se dio cuenta de que algo no marchaba bien.
Un hallazgo perturbador
Cuando Brian Andrews se dirigió a la parte superior de las escaleras, encontró otro mensaje en la pared que decía: “Cásate conmigo”. Al penetrar en la habitación de Annie vio a un adolescente vestido como su difunta esposa, con una peluca rubia y la cara pintada. Algunos informes dicen que llevaba puesto un vestido de novia.
El intruso también sostenía un hacha. Brian tuvo que luchar contra él para evitar que escapara. Al no conseguirlo, Andrews llamó a la policía, que realizó un registro de la casa.
El intruso detrás de las paredes
Uno de los agentes se dio cuenta de que había un hueco entre la pared y un armario empotrado en el dormitorio de Annie Andrews. Después de separar el armario de la pared, la policía encontró a Daniel LaPlante agazapado en un espacio detrás del armario.
Una investigación en el sótano y el resto de la casa reveló que LaPlante estuvo escondido entre las paredes de la casa durante semanas. En algunas paredes había agujeros tallados por donde el intruso espió a la familia a lo largo de esos días.
El muchacho era el responsable de los ruidos y los objetos que se movían misteriosamente de lugar en la casa. En inglés, hay una palabra que se refiere a la acción de vivir un tiempo escondido en casas ajenas sin que sus dueños se enteren de ello: phrogging.
LaPlante fue puesto bajo custodia policial y recluido en un centro de detención de menores hasta octubre de 1987.
La vida de LaPlante
Daniel LaPlante nació en 1970 y creció en el pueblo de Townsend, Massachusetts, donde más tarde acecharía a la familia Andrews. LaPlante declaró sufrir abusos por parte de su padre y tener dificultades para hacer amigos en la escuela.
LaPlante se dedicaba a los pequeños robos, pero se desconoce gran parte de su historial delictivo. Al parecer, le gustaba entrar en las casas, lo que culminó en los sucesos de la casa de los Andrews. Sus compañeros de escuela se referían a LaPlante como “espeluznante” y “raro”.
Faltaba lo peor
Años después, el 1 de diciembre de 1987, Andrew Gustafson llegó a casa y encontró a su mujer embarazada y a sus dos hijos pequeños asesinados. Priscilla Gustafson, de 33 años, fue agredida sexualmente y disparada dos veces, mientras que Abigail, de 7 años, y William, de 5, fueron ahogados en las bañeras.
La policía no tardó en sospechar de LaPlante, que salió del centro de detención de menores, y encontró pruebas de los crímenes en su casa. En 1988, LaPlante fue condenado a tres cadenas perpetuas consecutivas por los asesinatos antes descritos.
La Plante ha llevado a cabo diversos intentos para obtener la libertad condicional, sin embargo, todos ellos han fracasado hasta la fecha.