Estos trabajos extraños fueron exitosos y cubrieron necesidades de cada época. Algunos puede ser tan terroríficos como inexplicables.
Muy Interesante
Los avances científicos y tecnológicos han dejado atrás oficios y trabajos extraños que hace décadas o cientos de años fueron de lo más común, otros más simplemente se han evolucionado.
En estos años resultaría imposible ir al barbero para que te saque una muela, o esperar en una plaza pública por horas para enterarte de las últimas noticias que trae el pregonero. También sería muy difícil contratar a alguien que toque tu puerta por las mañanas para despertarte, cuando puedes programar tu alarma.
Sí, todos estos fueron trabajos extraños que existieron con mucho éxito, y que ahora están en el olvido.
Siete trabajos extraños que pueden dar miedo o náuseas
Barbero y cirujano

Ir a la barbería en la Edad Media no solo significó un buen corte de cabello y una barba bien afeitada. Los baberos tenían funciones médicas como la extracción de muelas, recomponer huesos rotos, extraer piedras del riñón, hacer sangrías y curar heridas.
En el mejor de los casos, el barbero debía tener la aprobación de un médico real, pero en la mayoría de las veces, solo bastaba con desarrollar mucha habilidad y precisión para el uso de navajas y utensilios de uso sanitario.
Alarmas humanas
Antes de los relojes con alarma existieran, y muchísimo antes de que los celulares tuvieran esta función, personas se encargaban de interrumpir el sueño de sus vecinos para que pudieran llegar a tiempo al trabajo, esta era la labor de un Knocker Upper.
Las personas confiaban en estas alarmas humanas para despertarse a tiempo. El trabajo consistía en tocar la puerta o ventana de quien había pagado por el servicio, ya fuera con la mano o con una vara, si era una parte alta. Este servicio empezó a desaparecer con la llegada de la electricidad y los relojes con despertador; hacia 1970, ya nadie ejercía esta labor.
Cazador de ratas

Las plagas de ratas son un problema de salud que han acompañado a la humanidad. A causa de las enfermedades que propagaban por todo Europa, se sabe que en el siglo XIX se originó el trabajo de cazador de ratas. Las personas que se dedicaban a este oficio se valían de trampas y técnicas para erradicarlas, todo esto a costa de los peligros y las enfermedades a las que se exponían.
Pero no todo terminaba ahí, su trabajo también se extendía a la selección y crianza de ratas ‘hermosas’ que servían de mascotas o diversión a la clase alta, a quienes le resultaban atractivos estos roedores. Actualmente, solo basta con llamar al control de plagas para eliminar su rastro.
Serenos
El oficio de sereno era tres en uno: meteorólogo, vigilante y farolero. Quienes se dedicaban a esta actividad eran los encargados de encender el alumbrado público, realizaban rondines por las calles para vigilarlas y, con pura intuición, informaban sobre el estado del tiempo.
Esta ocupación habría iniciado en España, donde se institucionalizó la labor y después se extendió en países de Latinoamérica. Los hombres ‘sereno’ se distinguía por portar un capote gris o ropa oscura, una gorra e iban armados con una garrota o chuzo. Se les suele recordar por la frase: “Las doce en punto y serenooo”, este sería el origen de su nombre.
Recolector de vómito
La realeza romana tenía la costumbre de comer hasta el punto de vomitar para seguir degustando otros platillos. El recolector de vómito era, por lo regular, un grupo de personas que se encargaban de atrapar los vómitos en cuencos y, en el peor de los casos, tenían que limpiarlos de pisos y paredes.
Su labor estaba dirigida a consentir a los invitados a los festines; para evitar que pararan de la mesa, solo pedían un recipiente para devolver los alimentos y si este no llegaba a tiempo, simplemente apartaban la cabeza y dejaban que todo cayera sobre el piso.
Coleccionistas de sanguijuelas

En el siglo XIX, surgió un oficio que desapareció gracias a los avances de la medicina: los coleccionistas de sanguijuelas. Los médicos de la época creían que drenar la sangre de algunas partes del cuerpo ayudaba a curar enfermedades, para ello usaban esta especie de gusanos en sus tratamientos médicos.
Fue así que los encargados de la salud contrataron a proveedores de sanguijuelas. Esta práctica fue ejercida mayormente por mujeres, quienes sacaban a estos animales de estanques y pantanos usando sus pies como carnada o extremidades de caballos. Para capturar a las sanguijuelas, debían esperar que estas chuparan sangre por al menos 20 minutos, esto provocó sangrados y problemas a su salud.
Conductores de la madera
Mucho antes de que los trenes y camiones de carga existieran, los troncos para la madera eran transportados a través del agua de los ríos, pero muchas veces estos no llegaban a su destino por tapones o desviaciones, para que esto no sucediera contrataron conductores.
Los hombres que realizaban esta labor, vigilaban de cerca el curso de la madera en embarcaciones, pero otros más decidían viajar sobre los troncos e ir sorteando las corrientes. Se dice que la paga era buena, aunque el riesgo de morir ahogado y aplastado por la carga era casi inminente.