Entre puestos de fruta, verdura y carnes de los mercados capitalinos, la compañía Asaltodiario celebrará 35 años de tomar por asalto el espacio público, sitio natural de su quehacer coreográfico.
Conformado en esta ocasión como una eco cuadrilla de barrenderos, el grupo llevará sus intervenciones escénicas a 32 mercados de la Ciudad de México a partir del 17 de septiembre, bailando, local por local, para los comerciantes, a quienes poco tiempo libre les deja el tener que atender sus puestos.
«Nos dicen que somos como los kamikazes de la danza porque hemos estado donde nadie más se atreve a ir», comparte Claudia Vázquez, bailarina, coreógrafa y directora desde 1996.
Fueron pioneros con su danza en los cruceros de las calles de la CDMX, inspirados en el teatro invisible de Augusto Boal, irrumpiendo en la cotidianeidad y bailando ante un público no asiduo a su arte.
Su lógica ha sido contribuir a que el espacio público sea más humano a través de la cultura.
Asaltodiario surgió después de los sismos de 1985, cuando Miguel Ángel Díaz, Jaime Leyva y Ricardo Nájera, entonces integrantes de la compañía Contradanza, decidieron ofrecer un remanso y bailar en los albergues de los damnificados de la Unidad Tlatelolco y de las colonias Roma y Doctores, entre otras, como parte de un movimiento social articulado ante la incapacidad de respuesta del Estado ante la catástrofe, aunque su creación como agrupación se oficializó dos años después, en 1987.
«No nada más nosotros descubrimos que había que participar y replantearnos el espacio público, y que teníamos el poder, sino toda la ciudad: que podíamos sacar a nuestros muertos y reconstruir nuestras casas. ¿Cuánta autoconstrucción hubo?», agrega en entrevista Díaz, fundador y director del colectivo coreográfico.
Su primera pieza fue Todo aquel sorprendido, Todo aquel consignado, la historia de dos amigos que se matan luego de compartir un chemo, y que llevaron a los barrios marginales donde las madres, entre lágrimas, pedían intervenir.
A lo largo de su historia han podido constatar el vínculo establecido a partir de su trabajo fuera de los foros, en los barrios periféricos, albergues del DIF y mercados. Uno de los chavos banda de Neza que algún día los presenció, recuerdan, se volvió bailarín, mientras que una vez, de visita por Madrid, los detuvo un hombre: «¿No se acuerda de mí, maestro? Soy niño de la calle, ahora me clavé en la literatura y ahora estoy trabajando aquí con niños migrantes».
En otra ocasión, al llegar a la Sala Miguel Covarrubias en Ciudad Universitaria para una función, vieron en el estacionamiento a un grupo de lavacoches haciendo coperacha para entrar; el único boleto se lo iban a jugar en volados, aunque al final entraron todos, cortesía de la agrupación.
Los asaltos a los mercados los han presentado en 2018 y 2019, con las obras Sin límite de tiempo, a partir de los rituales de la lucha libre, y Cuadrilla de trabajadores, vertido en empleador de la construcción. En total, 64 mercados en las primeras dos temporadas.
Y planeaban una tercera cuando la pandemia los «asaltó», y se pospuso. En su lugar, cuando el Covid-19 lo permitió, llevaron a los mercados memorias fotográficas. Un momento particularmente conmovedor ocurrió en el Mercado Beethoven, recuerdan, pues varios locatarios que aparecían en las fotos, alegres, bailando, habían muerto en la contingencia.
Ahora, cuando por fin pueden reactivar sus intervenciones al 100 por ciento, llevarán a los locatarios Ecodanza, caracterizados como una cuadrilla de trabajadores de limpia y con el lenguaje corporal de la lucha libre para enfrentar a quienes contaminan y ensucian.
Es un llamado a la conciencia ecológica y movilización sobre el reciclaje y la disminución del uso de plásticos, con canciones originales escritas por Dj Sáeg, Olinka y Lengualerta, llevando diablitos y bocinas inalámbricas.
«En Asaltodiario trabajamos para el ciudadano de a pie, para asaltar su cotidianidad», insiste Vázquez.
Antes de ellos, asegura Díaz, a nadie se le había ocurrido ir a los mercados.
Desde el principio han tenido encontronazos con la autoridad, pero han logrado salir avantes. «Es parte del día a día», dice Ramón García, creador escénico, cuando la compañía estuvo a punto de ser desalojada por los granaderos de la Alameda, a pesar de contar con los permisos necesarios.
Y no pocas veces los ciudadanos han salido en su defensa ante las arbitrariedades, como cuando en la Alameda, precisamente, los defendió un indigente ante la fuerza policiaca: «¡Aquí no vas a detener a nadie, ésta es mi casa y yo hago las leyes!», les dijo, según recuerda Bertha Loeza, también creadora escénica.
La calle está en el ADN de Asaltodiario, y aunque han sido tildados de «banqueteros» por algunos colegas del gremio dancístico, ellos siguen en su lucha por la conquista del espacio público.