Es de noche, Malena (Verónica Castro) acaba de huir de la casa de su hijo, donde se siente un estorbo, y entra a un estudio fotográfico para que le tomen un retrato que pueda tener su familia cuando muera.
Pero antes de disparar el flash, le piden recordar algún momento donde haya sido verdaderamente feliz y eso la transporta a la época donde tenía una prometedora carrera musical, lo que trae un mágico resultado.
La mujer vuelve a ser una muchachita (interpretada por Natasha Dupeyrón) y tiene una segunda oportunidad para vivir el sueño que dejó por cuidar a su hijo, lo que guía la historia de la película Cuando Sea Joven, que se estrena hoy en cines, donde la comedia viene de ver una chica que actúa como abuelita.
«Me di cuenta que no solemos ponerle atención a las personas mayores. Con la coach actoral nos fuimos al centro, al metro, a diferentes cafés a observar a señoras para robarme estas actitudes. Recuerdo en el metro a cinco señoras entre 70 y 80 años y eran muy femeninas, muy divas.
«Al empezar a ensayar me acordaba de mi abuela, que hacía esas cosas, se peinaba de esa manera, se maquillaba así, así agarraba su monedero. Fue un proceso de observar, de recordar y aplicar en el set», recordó Dupeyrón en entrevista.
Para no pasar por loca, Malena oculta su identidad y se presenta como María.
Su voz de inmediato la hace popular en internet, incluso ante su nieto Víctor (Michael Ronda), que sin saber que tienen tal relación le pide volverse la vocalista de su banda.
Pero María tiene una condición: si van a hacer música, tiene que ser de la buena, y eso no puede significar otra cosa que cantar boleros.
«Fue justo desaprender a ser joven, dejar mi forma de cantar para cantar como una mujer de 70 años, como estos boleros que son tan poderosos y darles vida desde una mujer que los escuchó en su casa», remarcó la actriz.
La también estelar de La Vida Inmoral de la Pareja Ideal no interpreta a Castro, sino que ambas construyeron juntas un personaje en dos etapas.
«Me gusta presumir que (Castro) es mi amiga. Un día fuimos a su casa con la coach y Raúl Martínez (El Mesero), el director, a platicar, porque necesitaba verla un poco más en su ambiente, segura, libre. La plática con ella es increíble, no hay maldad en ningún momento.
«Me contaba de cuando hacía sus vestuarios, de sus proyectos, sus sueños, de cuando se enamoró y de sus hijos. Todo lo que ella comparte es amor. Nos sentamos, ella leyó el personaje de María para yo poder escucharla y ver desde dónde ella veía, cómo se podía imaginar joven», rememoró Dupeyrón.
