Por Lilia de la Fuente
“OJOS AL CIELO”
Clavé mis ojos al cielo,
A ese firmamento azul.
Al poniente el astro rey,
Iniciaba complaciente,
Entre sombras a ceder.
Mire que se iba ocultando
En el contorno sombreado.
Sus rayos languideciendo,
Tras un cuadro repujado.
Cuando el manto de la noche
se disemina en el cielo;
Busqué a Dios en las estrellas,
En la luna, y los luceros.
Imploro en lo más profundo
De mi pecho y de mi ser;
Que nos mande la salud…
Y del mal nos traiga a bien.
El Señor no ha respondido…
Y su silencio perdura…
Rebasando los linderos,
Y callado en su postura.
Solo nos queda entender,
Que el mundo está desquiciado;
¡No querer aceptar!
Ser apostatas cegados.
¡Sí!… somos ciegos y culpables
del silencio del señor…
¡Nuestro Padre ya no escucha!
Porque los rezos de muchos,
¡Van a otra dirección!
PIEDRAS NEGRAS.
Mi Piedras Negras Coahuila, mi fronteriza ciudad.
Tu esplendor le llega al mundo por tu esencia natural.
Dios te viste con la aurora, con la brisa del Río Bravo,
Que se mueve cauteloso como linderos marcados.
Tus hombres recios titanes, tus mujeres señoriales,
Son de férrea voluntad, pero muy espirituales.
Piedras Negras te distingues por la equidad de tu gente,
Por la visión progresista y un pasado prominente.
Enigmáticas culturas influyen en tu presente,
Pirámides y estructuras modernas pero, imponentes.
Carranza aquí se instauró, su ejército conformó,
Dejando como legado; las leyes que reformó.
Es de la Gente esta puerta, muy segura y siempre abierta,
Como paso es ideal, gran conducto fraternal…
Allá están nuestros hermanos, firmes, tendiendo su mano,
Ayudando con respeto, a todos los que emigramos.
Mi Piedras Negras Coahuila, en tu subsuelo hay carbón
Y lleva luz y esperanza, tu gente en el corazón.
Allá la Villa de Fuente y los ranchos ganaderos,
El mercado, las iglesias y los parques de recreo.
Están cerca los parajes los ranchos de cacería,
Las ferias son las más bellas de esta tierra tan bravía.
Piedras Negras, Piedras Negras, Puerto limpio y transparente
Recibe las bendiciones que DIOS le manda a tu gente.
L y M. Lilia de la Fuente Ruiz.