Por Francisco Javier Acuña
Cada año, a la mitad de septiembre, durante 24 horas se remueve y se agita el sentimiento nacional, la cuestión supera la trama de comprobar la disposición ciudadana a la jornada cívica. Así se renueva el temperamento patriótico en una explosión de sabores y coloridas sensaciones de fama internacional. Hasta en las embajadas de México en el mundo se vive la experiencia en un ánimo de júbilo nostálgico.
La noche del 15 es verbena popular, galería de libertades montadas en orgullo patrio. La mañana del 16, la demostración del poderío de las Fuerzas Armadas. La noche del 15 de septiembre: en todas las ciudades, tequila, antojitos y mariachi. A la mañana siguiente, la tropa marcha bajo el sol; al término del desfile, un grito informativo expone el parte de novedades dirigido al Presidente, comandante supremo de las Fuerzas Armadas.
Guadalupe Victoria, primer presidente de México, decretó el 16 de septiembre efeméride de la Independencia nacional. Curiosamente, las celebraciones patrias las debemos al presidente Antonio López de Santa Anna, quien instauró “El Grito”, la noche del 15 de septiembre de 1845, aunque fue Porfirio Díaz quien oficializó la fecha, algunos especulan que eso fue por concordar con su cumpleaños, mera coincidencia. Se asegura que apareció en el balcón central de Palacio Nacional, escoltado y vestido de frac, con la banda colocada al pecho.
El ritual del Grito se ha seguido con fidelidad al formato durante casi 150 años, aunque se recuerdan variaciones adicionales en las arengas, al momento de dedicar el estribillo para vitorear a los héroes que nos dieron patria y libertad. Por ejemplo, Luis Echeverría exclamó enfático: “¡Vivan los países del tercer mundo!”; Carlos Salinas de Gortari con “¡Vivan los Niños Héroes!, ¡Viva Juárez!, ¡Viva el caudillo revolucionario, Emiliano Zapata!”. Vicente Fox expresó: “¡Viva Leona Vicario!, ¡Viva nuestra democracia!, ¡Vivan nuestras instituciones!, y ¡Viva la unidad de las y los mexicanos!”, en su primer grito en el año 2000. Felipe Calderón, en 2010, por el festejo por el Bicentenario de la Independencia y Centenario de la Revolución, arengó: “¡Viva el Bicentenario de la Independencia! y ¡Viva el Centenario de la Revolución!”.
Y, ahora, apenas antier, Andrés Manuel López Obrador hizo alusión a la cultura mexicana y asentó: “Muera la corrupción (…) Viva la fraternidad universal (…) Viva la democracia”.
En cuanto al desfile del 16 de septiembre, de la noche de El Grito se pasa a un ambiente marcial, que pudiera chocar con la histórica vocación de nación pacífica de México.
Al margen del respeto que —todavía— la población le tiene a la milicia, como todo desfile castrense, implica ejercicios de naturaleza bélica. Por tal motivo, llamó poderosamente la atención que el Presidente ofreciera en un discurso la disposición de mediar en un comité que, sugirió, integraría el primer ministro de la India, Narendra Modi, el papa Francisco y el secretario general de la ONU, António Guterres, para conseguir tregua entre Rusia y Ucrania.