La sangre inunda el camino a la Presidencia de Luis Echeverría (Antonio de la Vega), particularmente por la matanza estudiantil de Tlatelolco en 1968, cuyos hilos fueron movidos, en las sombras, por la dirección nacional de seguridad y su cabeza, Fernando Barrientos (Daniel Giménez Cacho, en un trasunto de Fernando Gutiérrez Barrios).
Pero la llegada al poder de Echeverría no es el final, sino que marca otro inicio: el de un sexenio donde México se enfrentará a grupos guerrilleros, secuestros de empresarios y responderá con violencia,
Si los anteriores episodios de la serie Un Extraño Enemigo se enfocaron en los meses que llevaron a la masacre el 2 de octubre, los nuevos, que estrenan en Prime Video este viernes, se desarrollan en seis años, de 1970 al 76.
Luis Echeverría sigue al frente al País y su forma de dar estabilidad a su mandato es través de la policía secreta, operada por un Barrientos que no pierde ambiciones políticas.
«En la primera temporada establecimos a un personaje como Luis Echeverría. Lo vimos pelear por estar en la silla, ¿qué pasa cuando se sienta? Se empieza a comportar como Gustavo Díaz Ordaz. Una vez que estás sentado en esa silla te empiezas a mimetizar».
Gabriel Ripstein, director, guionista y productor
«Vamos siguiendo ese viaje de nuestro protagonista (Barrientos) a tratar de sanar y, al mismo tiempo, tratar de seguir funcionando como un operador político en un sexenio cargado de sucesos que se iban concatenando y dando pie a situaciones críticas. El acto de represión en el Halconazo da pie.
«Ya existía, pero es un levantamiento mucho más palpable de lo que es la guerrilla urbana y eso cómo se convierte en la Guerra Sucia. Esta segunda temporada va a trazar la construcción de un sexenio cargadísimo de cosas«, explicó en entrevista Gabriel Ripstein, guionista, productor y director de la serie.
Más intriga, realidad incómoda e historia
La temporada arranca con Barrientos ya instalado en el gabinete del Presidente, pero al hombre le cuesta cumplir con sus deberes debido a la pérdida familiar que tuvo.
Sin embargo, la lucha por el poder no se detiene y dentro del mismo equipo gubernamental encontrará enemigos, por lo que su forma de operar tendrá que volverse aún más oscura.
«Las traiciones lo hacen cuestionarse absolutamente todo y tener una claridad de que hay muchas vías para obtener el poder en México. No sólo es a través del organigrama tradicional, hay muchas puertas traseras por donde se puede obtener un poder muchísimo más palpable que la silla presidencial», dijo Gabriel Ripstein.
El Presidente ve como enemigos a empresarios que no apoyan a su Gobierno, y para frenar a grupos rebeldes, recurre a sacar al Ejército a las calles, lo que preocupa a Barrientos, quien conoce la peligrosidad del general al mando.
Gabriel Ripstein aclaró que aunque hay semejanzas claras entre su serie y la actualidad del País, no hizo un documental, por lo que incluso Barrientos no sólo representa a Gutiérrez Barrios, sino a múltiples operadores políticos.
«Nos inspiramos en sucesos y les damos una reinterpretación. Me parece interesante que cada quien pueda tener una lectura de qué ha cambiado y qué no, pero la intencionalidad de la serie en sí es un clavado en esa época con un Presidente tan particular como era Echeverría«, destacó.