Un estudio de la Universidad de Bristol, en Inglaterra, reveló que el pescado y los mariscos no contienen una cantidad considerable de mercurio; aunque asociaciones expertas dicen lo contrario
La dieta es un factor importante para las mujeres embarazadas, puesto que deben alejarse de todo alimento que podría dañar su salud y la de su hijo.
Por mucho tiempo, los especialistas recomendaron reducir el consumo de pescado durante el embarazo; e incluso el Servicio Nacional de Salud de Inglaterra (NHS, por sus siglas en inglés) aconseja que las mujeres que planean tener un hijo deberían reducir el consumo de mariscos y peces grasos a no más de dos semanas.
Esto se recomienda porque el pescado posee grandes cantidades de mercurio, un metal que consumido en grandes porciones podría causar daños cognitivos. En el caso de que una madre consuma muchas porciones de algún tipo de producto con este elemento, su bebé podría sufrir afectaciones en el sistema nervioso y en el cerebro, podría generar dificultades en el aprendizaje y pérdida de audición.
Sin embargo, un estudio publicado el pasado 30 de abril por la Universidad de Bristol, Inglaterra, pone en tela de juicio el supuesto daño que hay en comer pescados y mariscos durante el embarazo.
¿Qué dice este estudio sobre el pescado?
Según el estudio publicado en la revista científicaNeuroToxicology, no hay una evidencia como tal de daños a la salud por consumir pescados y mariscos.
La investigación reunió el análisis de más de 4 mil madres embarazadas del estudio de cohorte Avon Longitudinal Study of Parents and Children, así como algunos análisis realizados en Seychelles, país en África.
Ahora bien, los estudios en Seychelles, donde el pescado fue un componente importante en la dieta de las madres, revelaron que no hubo efectos cognitivos dañinos en los niños, a quienes se les dio un seguimiento en intervalos durante su infancia.
Y lo mismo pasó con el estudio en el estudio de Avon: no encontraron asociaciones adversas en los niveles de mercurio en la sangre materna y el tejido del cordón umbilical, relacionados con el desarrollo cognitivo de los infantes.
Aunque los mariscos sí son una fuente importante de mercurio en la dieta, según el estudio, aportan una porción pequeña de la variación total de mercurio en la sangre de la muestra poblacional en el Reino Unido.
En este sentido, los autores del estudio explican que este acontecimiento derivó de una investigación en 1997 de la misma universidad, donde los resultados de una cohorte de mujeres en las Islas Feroe explicaron que los niveles de metilmercurio estaban asociados al consumo de ballenas piloto.
Por consiguiente, según los autores, después del estudio de 1997 creció la idea de que los mariscos eran los responsables del aumento de mercurio en la sangre de las madres.
¿Qué dicen los expertos acerca del tema?
Algunas agencias, organizaciones y colegios han publicado sus recomendaciones sobre el consumo del pescado durante el embarazo. Por ejemplo, la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés y la Agencia de Protección del Medio Ambiente (EPA, por sus siglas en inglés, publicaron una recomendación en 2017 sobre el consumo de pescado por parte de mujeres esperando a un bebé.
En este sentido, el Colegio Estadounidense de Obstetras y Ginecólogas instaron a las mujeres embarazadas que siguieran las recomendaciones de FDA y EPA: comer entre dos o tres porciones de pescado por semana; consumir solo una porción por semana de atún blanco o pescados con concentraciones de mercurio similar a este pez; y, aunque suene obvio, no consumir mariscos con alto índice de este metal.
También, las Pautas Alimentarias para estadounidenses de 2020 a 2025 recomienda comer este tipo de mariscos bajos en metilmercurio: anchoas, bagre, almeja, bacalao, cangrejo, salmonete, ostras, salmón, camarones, tilapia, trucha de agua dulce, atún claro, calamar, entre otros más.