Desde el escándalo de corrupción del presidente de la empresa, Alonso Ancira, hasta la duda de ser un negocio viable… es en ese contexto donde administra el ceo de la empresa. ¿está preocupado o todo lo contrario?
Especial
¡Qué difícil, evaluar la gestión de un ceo en estas circunstancias!, incluso en esta sección, que presume de objetividad, porque se basa en los datos duros de los resultados financieros. A veces, ni siquiera los números son suficientes.
El ceo es, en esta ocasión, Luis Zamudio Miechielsen, director general de Altos Hornos de México (Ahmsa) desde 2004 hasta la fecha.
Pero, ¿cuáles son esas “circunstancias” tan especiales bajo las cuales Zamudio debe conducir una de las grandes siderúrgicas de América Latina?
Al menos hay cuatro factores que un análisis serio no puede omitir; a saber: 1) uno de los grandes escándalos empresariales de corrupción del México moderno; 2) la suspensión de pagos más larga de América Latina (17 años); 3) la duda de dos auditorías de renombre mundial acerca de la confiabilidad de la información financiera brindada por la Administración; y, 4) la incertidumbre actual sobre la Habilidad de la empresa.
El primero de esos factores ha tenido gran repercusión mediática. Cuando lee “Ahmsa” o “Agro Nitrogenados”, el público mexicano y la comunidad financiera y política internacional más informadas, de inmediato piensa en el binomio Alonso Ancira/Emilio Lozo-ya, asociado a la corrupción.
Ancira es el presidente y accionista de control de Ahmsa, y Lozoya fue director de Petróleos Mexicanos (Pe-mex) durante el gobierno de Enrique Peña Nieto.
En mayo de 2019, el Poder Judicial mexicano ordenó la captura de Ancira Elizondo, quien estuvo preso en España durante 20 meses, y luego fue extraditado a México, en febrero de 2021. En abril de ese mismo año, fue liberado, tras un acuerdo con el gobierno por el cual se comprometió a devolverle 216′ millones de dólares (mdd), porque, según las autoridades, pagó sobornos a Lozoya para que
Pemex le comprara la planta de fertilizantes Agro Nitrogenados a la siderúrgica Ahmsa, en 2014, a un precio mucho mayor al real.
Lozoya hoy está en prisión preventiva, en México, en un entramado mucho más complejo, con más acusaciones, cuya explicación excede este artículo, pero de gran trascendencia en la escena política, porque podría involucrar, entre otros, al anterior presidente, Enrique Peña Nieto.
En segundo lugar, la suspensión de pagos, un recurso judicial al que se acogió la acerera en mayo de 1999, que le permitió seguir operando sin pagar las deudas hasta lograr un acuerdo con los acreedores, suspensión que fue levantada en mayo de 2016, y, según diversas investigaciones periodísticas de aquel momento, fue la de mayor duración en América Latina.
En tercer lugar, un evento poco frecuente, al menos a la luz pública. En enero de 2020, el despacho de Deloitte en México, Galaz, Yamazaki, Ruiz Urquiza, el auditor externo de la compañía en ese momento, renunció a continuar auditando los estados contables de Abmsa, razón por la cual la siderúrgica inició demanda en su contra en junio de 2022.
Según la firma de auditoría que sustituyó a Deloitte, la británica PKE, su predecesor (Deloitte) comunicó en aquel enero que había perdido “la confianza en las manifestaciones y representaciones hechas por la Administración de la Compañía”, y llamó a que “se evite confiar en el informe de auditoría” de los estados financieros de 2018, el que ellos mismos habían firmado.
Pero, además, la propia PKF dijo en el “Reporte Anual 2020”, publicado por Ahmsa el 13 de julio pasado, que no había “podido obtener evidencia suficiente y adecuada para expresar una opinión de auditoría sobre los estados financieros” y que no tiene “certeza razonable de los saldos iniciales”. Las afirmaciones aludidas de
PKE fueron escritas en julio de 2021. En junio de 2022, PKF autorizó que se publicara su informe de auditoría.
Por último, la incertidumbre actual sobre la viabilidad de la empresa. En ese mismo reporte citado en el párrafo anterior, PKF advierte la existencia de “dudas sustanciales sobre la capacidad de la Compañía de continuar como negocio en marcha.”
Los resultados financieros que se comentan a continuación deben leerse bajo estas aclaraciones.
HOY RENTABLE
La historia muestra un bajo retorno sobre el capital invertido (ROIC), pero positivo en 1999 (inicio de la Suspensión de Pagos) y en 2000, con 2% y 2.7%, respectivamente, según la base de datos de S&P Capital IQ.
Luego, hubo tres años de rentabilidad negativa, en 2001-2003. (La ROIC positiva indica que hubo utilidad operativa; y la negativa señala que hubo pérdidas).
Zamudio asumió el puesto en 2004 y, a partir de ahí, hubo nueve años de utilidades en la operación (2004-2012), con tasas RÜIC de entre 0.1% y 15.3%. Después, registró pérdidas operativas durante cinco años (2013-2017) y se recuperó en 2018, año en que obtuvo ganancias operativas.
En 2019 estalló el escándalo descrito más arriba y, en ese año y en 2020, hubo rentabilidad negativa de 16% y 41%, respectivamente.
En 2021 y los primeros seis meses de 2022, Ahmsa tuvo una rentabilidad de 21.3% y de 12.6%, respectivamente. Son tasas calculadas en la citada base de datos con la información de los reportes trimestrales presentados por Ahmsa a la Comisión Nacional Ranearía y de Valores.
Habitualmente, en esta sección se calculan promedios trianuales para atenuar resultados extraordinarios y compararlos con los líderes mundiales. En este caso, se consideró 2019,
2020 y los últimos 12 meses informados a junio de 2022.
En ese trienio, las 10 siderúrgicas más grandes del mundo tuvieron una rentabilidad de 5.1% y el total de la industrial global (poco mas de 600 empresas) 7.8%, mientras que Zamudio registró una tasa negativa de 10.5%.
Sin embargo, el periodo de 12 meses más reciente, cerrado en junio 2022, resulta con una rentabilidad positiva para Ahmsa de 24.9%, que supera al top ten, cuya tasa fue de 9.7%, >’ al promedio de la industria, que tuvo un 14.1%.
Una aclaración necesaria: El capital propio (patrimonio neto contable) es negativo desde 2020 hasta la fecha, debido a las pérdidas acumuladas.
Como la ROIC divide las utilidades operativas (netas de impuestos) entre el capital invertido, y éste último se compone del propio más el prestado (patrimonio neto más deuda financiera), aquellas pérdidas “inflan» la tasa de rentabilidad, por una simple división matemática.
El resultado de la rentabilidad es genuino, pero una tasa tan alta no refleja la realidad de la empresa. Es una ROIC “mentirosa» porque, para adelante, sin capital suficiente no se puede operar como se debe. Además, desde 2019, las pérdidas acumuladas son más de dos tercios del capital social, una causa de disolución, según la Lev General de Sociedades Mercantiles.
LA INEFICIENCIA OPERATIVA
Veamos, entonces, otros indicadores de eficiencia, y solamente de los últimos 12 meses. Por cada TOO dólares en ventas, los costos de producción de Zamudio (usando como proxy el
costo de los bienes vendidos) son de 84%, y, en el top ten y la industria global, de 83%; por lo tanto, Ahmsa está en línea con esas referencias.
Sin embargo, la productividad de la fuerza de trabajo es mucho menor: 186,000 dólares vendidos al año por cada persona empleada en la acerera mexicana, frente a 1,221,000 en el top ten. La misma conclusión encontramos en la productividad de la maquinaria: Ahmsa produce 15.8 dólares por cada dólar gastado en la utilización de la maquinaria, y el top ten produce 26 dólares (similares conclusiones desfavorables arrojan las siderúrigicas mexicanas Ternium, Industrias CH y Simec).
Igual de importantes son los indicadores que anticipan el futuro, como la inversión. Eos 10 líderes mundiales tienen una inversión en bienes de capital, neta de la depreciación, de 1.2% de los ingresos obtenidos. Ahmsa, en cambio, no tiene inversión, porque ésta ni siquiera alcanza a cubrir la depreciación de la maquinaria; de hecho, al contrario: la depreciación es mayor, y la diferencia negativa es de 5% de los ingresos.
¿Cómo deben leerse estas líneas? Podría pensarse que lo descrito afecta desfavorablemente a la empresa, por más influyente que sea, y, por tanto, a la gestión de Zamudio.
Otra lectura podría ser distinta; por ejemplo, que no hay poder ni obstáculo que pueda vencer a Ancira y Ahmsa, y que Zamudio está muy tranquilo y seguro de ello.
Una evaluación de un ceo muy difícil. La ponderación de las cifras y los argumentos quedan, desde luego, a juicio de los lectores.