El economista. A diferencia de los hackers de sombrero negro, que con sus hackeos persiguen un beneficio económico o personal, los hacktivistas buscan crear conciencia sobre cuestiones sociales o políticas, de acuerdo con Kaspersky.
La palabra hacktivismo ha cobrado cierta relevancia a partir del hackeo del grupo Guacamaya a la Secretaría Defensa Nacional (Sedena) de México y a otras instituciones militares latinoamericanas. Los grupos de este tipo tienen una data tan larga como la historia del internet mismo y han evolucionado al mismo ritmo que las tecnologías que buscan vulnerar.
La firma de ciberseguridad israelí Checkpoint define al hacktivismo como la acción de hackear o intervenir un sistema computacional con un propósito político o social. Los hacktivistas pueden modificar el sitio web de una organización o filtrar su información, con el objetivo de enviar mensajes mediante sus acciones y ganar visibilidad para las causas que apoya.
El hacktivista se distingue de otros hackers, de acuerdo con Kaspersky, por los motivos que cita para realizar sus ciberataques. A diferencia de los hackers de sombrero negro, que con sus hackeos persiguen un beneficio económico o personal, los hacktivistas buscan crear conciencia sobre cuestiones sociales o políticas.
Irene Soria, especialista en cultura digital, tiene otra opinión del concepto de hacktivismo. La académica y activista digital dijo en entrevista que el hacktivismo es una mezcla de una propuesta de lucha social mediante el uso de prácticas especializadas y ubicadas dentro del movimiento hacker.
Ejemplos de hacktivismo
Más allá de los grandes grupos de hacktivismo, como Anonymous, Soria pone como ejemplo de hacktivismo a la Pirateca, un grupo de personas que se dedica a escanear libros para hacerlos disponibles en internet de forma gratuita. También menciona a Paola Villarreal, quien utilizó los datos abiertos de la policía de Boston con el fin de desarrollar un sistema para generar estadísticas sobre la información de las detenciones.
“Se dieron cuenta con esas estadísticas y con esa visualización de datos que muchas de esas detenciones tenían un sesgo racial, entonces ahí hay una práctica hacker de poder tomar esos datos y hacerle ver al resto que hay sesgos en las detenciones”, dijo Soria.
La vulneración de los sistemas de la Sedena por parte del grupo hacktivista Guacamaya son una muestra para Soria de que el grupo pertenece a la cultura hacker: la exhibición de las vulnerabilidades en los servidores de la secretaría y la forma en la que las hackers distribuyen la información entre periodistas e investigadores de seguridad dejan evidencia de buenas prácticas dentro del hacktivismo.
Tendencias del hacktivismo
Los grupos de atacantes cibernéticos motivados por razones políticas y sociales han ido adoptando un modelo de operación más estructurado e incluso algunos cuentan con un proceso formal de reclutamiento, de acuerdo con el reporte de Tendencias de Hacktivismo en el Mundo de Checkpoint.
Según la firma de ciberseguridad, los grupos actuales de hacktivistas cuentan con una:
- Ideología política coherente,
- Jerarquía de liderazgo,
- Proceso formal de contratación,
- Herramientas que los grupos proporcionan a sus miembros y
- Acciones sólidas de relaciones públicas.
Checkpoint asegura que si bien la aparición de este nuevo modelo de hacktivismo comenzó hace alrededor de dos años, con la aparición de grupos como Hackers of Savior, Black Shadow y Moses Staff “que se centraron exclusivamente en atacar a Israel”, su proliferación ocurrió a partir del conflicto entre Rusia y Ucrania.
La compañía profundiza en el caso de Killnet, un grupo hacktivista prorruso que se adjudicó la autoría de más de 550 ataques entre finales de febrero y septiembre de este año, de los cuales 45 fueron contra Ucrania.
El lenguaje de Guacamaya
El grupo Guacamaya utiliza el español en sus comunicaciones; sus motivaciones responden a exigencias sobre el extractivismo, el racismo y la represión en varios países de la región latinoamericana y sus mensajes hablan mediante una retórica inclusiva. Para Soria, estas prácticas revelan una propuesta de apropiación de la tecnología.
“Yo creo que ahí hay una mezcla: una cuestión regional, sobre el sur y el norte global y sospecho que hay también una cuestión etaria, o sea, un tema de edad. Probablemente haya una reflexión desde las juventudes”, dijo Soria.