Mientras Ucrania resiste al asedio militar ruso, la banda DakhaBrakha de folk-punk recoge mensajes de apoyo y solidaridad durante una gira a la que la guerra le ha dado, por fuerza, un matiz distinto, y la música se presenta como un vehículo de resistencia.
Desde Guanajuato, donde el jueves ofrecieron un concierto en el marco del 50 Festival Internacional Cervantino (FIC), el multi-instrumentista Marko Halanevych aseguró en un encuentro con los medios que cuando la identidad cultural de su país se ve amenazada toda manifestación cultural se torna en una forma de resistir.
“Toda posibilidad de alzar la voz para salvar a la nación ucraniana cuando nuestra identidad cultural está en peligro, es importante ahora”, zanjó.
La banda, asentada en Kiev, decidió seguir con la gira a pesar de la guerra porque, como dijo la cantante y violonchelista Nina Garenetska, también integrante de la agrupación, “cada concierto es una oportunidad para demostrar que Ucrania y su gente existen”.
En el centenar de conciertos que han dado alrededor del mundo desde el inicio del conflicto, incluido el Festival de Glastonbury, en Inglaterra, han recibido mensajes de apoyo, y lo mismo sucedió en el FIC. Aunque cada mañana revisan sus teléfonos con el temor de recibir malas noticias sobre el curso de la guerra en su país.
“Somos iguales a cualquier pueblo del mundo, como los mexicanos, los ingleses, y no un tipo de pueblo de segunda”, sentenció Garenetska.
Una libertad que el pueblo y ejército de Ucrania, de los cuales se declaran muy orgullosos, están dispuestos a defender, como sostiene Halanevych.
De hecho, en sus conciertos han sumado canciones para honrar a los soldados de su país, así como han incluido un videoarte para mostrar al público el impacto del conflicto y lanzar con ello un llamado para detener la guerra iniciada por el Presidente ruso Vladimir Putin.
La banda, que tras Guanajuato se presenta esta noche en Guadalajara en el Conjunto Santander (20:30 horas), y el domingo en la capitalina Sala Nezahualcóyotl, a las 19:00, en la clausura del Festival Cultura UNAM, vuelven a México tras una primera gira en 2015.
Su historia se remonta al 2005 cuando, muy jóvenes, Halanevych y Gerenetska, junto a las cantantes y multi-instrumentistas Iryna Kovalenko y Olena Tsybulska, eran parte de una banda de la compañía experimental Teatro Dakh de Kiev.
Tras 5 años, se independizarían, adoptando el nombre de DakhaBrakha, que significa “dar y recibir”.
Reconocidos como exponentes del folk punk, aunque ellos prefieran denominarlo “etno-caos”, la banda ha investigado y recuperado la tradición musical de Ucrania con las investigaciones etnomusicólogas, recorriendo distintos pueblos para “escuchar y aprender” de las mujeres mayores polifonías y melodías tradicionales.
Una tradición musical en peligro de desaparecer porque ya no era transmitida de generación en generación, como en el pasado, expone Halanevych.
Con el folklore como base, han transformado su sonido en una música urbana y fresca a la que han agregado instrumentos de otras tradiciones, como la tabla hindú, el didgeridú australiano y otras percusiones, además del acordeón y el piano europeos.
“Al principio de nuestros experimentos con el folklore, tratábamos de agregar algo de ritmo a las canciones tradicionales y calmadas, no tan rítmicas, con percusiones no tan desarrolladas como podrían ser, por ejemplo, en América Latina, por eso tratamos de agregar ritmo a esas canciones tradicionales”, definió Garenetska.
En sus inicios, ninguna de las tres mujeres de la banda tocaban un instrumento; eran más bien cantantes mientras que Halanevych no era un vocalista profesional.
De modo que lograr presentarse de la manera más sofisticada posible supuso para ellos un gran desafío.
Pero lo lograron: DakhaBrakha ya encarna una nueva vida de una tradición que es parte de una identidad cultural que hoy defienden con fiereza.