CIUDAD DE MÉXICO.-En esta urbe está prohibido tirar los desperdicios orgánicos, sobre todo la comida, junto con los demás desechos.
Cada ciudadano cuenta con una tarjeta con la que puede depositar estos desechos en más de 6 mil contenedores especiales para que se registre el volumen. El cobro se hace a final de mes y, entre más residuos producen, más pagan.
Esta medida se tomó para revertir el desperdicio de comida en una nación caracterizada por platillos bastos. Hoy día ha permitido que el 95 por ciento de los orgánicos se reciclen y, a la par, que la gente piense dos veces antes de cocinar de más.
Cálculos recientes aseguran que en el mundo se van a la basura más de mil 300 millones de toneladas de alimentos al año.
Según el Ayuntamiento de Seúl, en seis años han logrado bajar el desperdicio hasta 47 mil toneladas.