Por Lilia de la Fuente
A MI QUERIDA MONCLOVITA LA BELLA.
Autor: profesor Ernesto de la Fuente Ruiz
Monclovita te han llamado
desde tiempo inmemorial.
Don Alonso de León…
Tu fundador principal
el paso de cientos de años
te volvieron señorial.
¡Mi Monclovita la Bella!
¡Mi Monclovita Ideal!
Quiero cantarte preciosa
con mi lira de poeta
porque eres maravillosa,
versos que han de resonar
y nos hacen palpitar
recordando que eres bella
productiva y muy leal.
Oda llena de pureza,
demostraste tu grandeza,
nos brindaste un bello hogar.
Generaciones pasadas
encontraron en tus tierras
oro rico en tu trigal.
Los primeros pobladores,
indios de raza bravía
con épica vocación,
apreciamos su tesón
de entregarte el corazón.
Nublazones y borrascas
libraste por los caminos
que marcaron tu destino.
Ofreciste tus entrañas
y de tus campos fulgor,
¡tú entrega fue con valor!
Te volviste gran señora
capital de lo que ahora
es una rica región.
No pudieron horadarte
tierra hermosa y prometida,
sigues siendo productiva
para esta gran nación.
Monclova te bautizaron,
Capital fuiste de Coahuila,
También lo fuiste de Texas,
Paraje de luz y vida.
Tierra de hombres de carácter,
que cosecharon victorias,
con ideas de libertad
que iluminan nuestra historia.
Todos hicieron de ti
mi Monclovita la bella,
un hogar lleno de paz,
disfrutamos complacientes
tu legado de amistad
bondadosa tierra ideal
Monclovita señorial.
Hoy museo Coahuila-Texas,
fue cuartel llamado Hidalgo,
testigos mudos lo fueron
de aquel drama ¡tan amargo!,
que sufrió el libertador…
hombre justo y luchador
quien paso por estas tierras
apresado por tiranos
de la corona imperial;
asesinos desalmados
sin corazón, sin piedad.
Parroquia Santiago Apóstol
símbolo de gran lealtad
y figura excepcional,
arrodillado con fe
si me permites la gloria,
subiré a tu gran altar
Dios de amor y de victoria.
Río Monclova, brillabas
y adornabas la ciudad
con lugares de remanso
para los días de campo
que no podrán regresar;
la Fábrica, el Conejo,
San Pedro y el Charco Azul,
el Piélago y muchos más
parajes inolvidables
que dejaron imborrables
sentimientos de lealtad…
que hoy recuerdo en mi cantar.
Tus nogaleras frondosas
que tenías por millar…
hicieron de ti Monclova
paraíso terrenal…
y nos dejaste en recuerdo
aquellos tiempos felices
que no podremos borrar.
¡Hoy! seguimos adelante
con pujanza desbordante
como ciudad industrial…
Y de tu gente valiosa,
cuidadosa y hacendosa,
con millares de atributos
que es imposible contar;
quiero decirte Monclova
que eres apapachadora,
querendona, soñadora,
romántica y especial.
Lágrimas de nuestros ojos
humedecen esta tierra
que ha perdido su verdor…
aquellas limpias campiñas
y sus nogales en flor…
que prodigaron descanso
bajo su sombra y olor
y no se diga el sabor.
El olor de aquellos campos
y su riqueza frugal
las extrañamos… ¡caray!
Se alejaron esos tiempos
hoy miramos nueva gente
que han llegado hasta aquí
por tu riqueza industrial.
Altos Hornos de Monclova,
excelente fundidora,
como ella no hay otra igual,
te volviste más famosa
aquí en este continente,
¡Digna de un primer lugar!
¡Mi Monclovita ideal!
Vida nueva, renovada,
experimentó tu cara
orgullosa bien amada,
¡Mi Monclovita soñada!
y canjeaste tus olores
y tu cielo despejado,
por carbón y metal fraguado.
Tus altares franciscanos
escucharon al Arcano
y al nativo del lugar,
que lagrimas derramaron
sin dejarte de adorar.
Imagen nueva presentas,
creces con modernidad,
confundida en el momento
mi Monclovita industrial.
Sufres cuando ves partir
a la gente a otro lugar
y te quedas sollozante,
abatida, delirante,
y agarras otro dogal,
¡oh tierra maravillosa!
¡orgullosa y ejemplar!
Xochipilli parques hermosos…
hombres con fe en nuestra tierra,
nos los pudieron legar,
también tu museo Pape…
obra tan monumental,
así como el Polvorín;
me recuerdan tu historial.
Si yo querida Monclova,
tuviere oportunidad
después de muerto regresar,
¡escogería de nuevo
venir a ti mi adorada
y lo haría sin pensar!
Vuela, vuela palomita,
párate en aquel nogal,
después de dar una vuelta
por mi gloriosa ciudad…
que sigue siendo dichosa,
laureada tierra ancestral;
¡Mi Monclovita la bella!,
¡Hoy! Mi Monclova industrial.
Poema del Autor:
Prof. Ernesto de la Fuente Ruiz.
.