Oscar Ballesteros
“Sigue siendo difícil el camino, pero claro que vale la pena, tengo 38 años, no estoy tan joven, ni tan vieja, pero yo quiero seguir adelante, yo quiero seguir luchando y ver a mi hijo crecer, quiero estar con mi familia, mi esposo, disfrutar de lo que la vida me ha dado”, comentó Oralia Mendoza, quien ha tenido que luchar contra el cáncer de mama por 2 años.
Ante la situación, comentó tuvo 2 opciones tomar el tratamiento y luchar por su vida o rendirse y no seguir, “mi hijo, mi familia merecían que yo decidiera la oportunidad de tomar el tratamiento, porque no mucha gente, conozco personas que no tuvieron las mismas oportunidades que yo”, señaló Oralia, pues dijo ser afortunada de poder ser atendida por el IMSS y recibir el apoyo de la fundación Alma de Acero, así como otras personas externas a su familia para poder seguir con su batalla.
Desde la sospecha y posterior detección del cáncer, Oralia dijo empieza el proceso que viene acompañado de múltiples daños físicos y emocionales “en mi caso fue la detección, 2 cirugías, y luego la quimioterapia normal, intravenosa y ahora estoy con quimioterapia tomada, ya tengo casi 2 años en el proceso, pues muy difícil en todos los sentidos”.
Una vez inmersa en el difícil camino del cáncer, el acompañamiento fue algo fundamental, se tiene que tener algo y alguien que te impulse para superar las adversidades “mi motor de vida para yo no dejarme caer, para yo luchar con todas mis fuerzas desde el primer momento, aunque me quería dejar caer, quería ya tirar la toalla y no seguir el tratamiento porque son tratamientos muy fuertes, muy pesados, tengo un niño de 6 años, entonces yo no quería que pasara lo peor, yo traté de ser fuerte, de echarle ganas por mi hijo”.
Sumó a este impulso a su esposo a quien mencionó como su brazo derecho quien la apoyó con la comunicación del tema a su hijo y acompañó durante el proceso; su madre fue otro pilar en su camino, pues estuvo atenta en su cuidado de recuperación por más de medio año.
El retiro de uno de sus senos y la pérdida de cabello resultado de las quimioterapias, comentó es un dolor compartido, pues físicamente ella lo sufrió, pero para los que la rodeaban, fue un proceso igual de complicado; sin embargo, dijo jamás se ha hecho la pregunta “¿Por qué a mí? ¿Por qué yo?”.
El proceso de las quimioterapias tradicionales, para ella terminó hace 1 año 4 meses, sin embargo, las secuelas físicas y emocionales que le dejaron siguen causando estragos en su vida cotidiana, se trata de pérdida de memoria, dolores de huesos y los cambios de humor que puede experimentar, a pesar de estos padecimientos, dijo busca consuelo en la “normalidad” de estos síntomas en los pacientes con cáncer y agradece estar cada vez más alejada del mismo.
Ahora está con un tratamiento hormonal que le ha generado una menopausia adelantada y esto no es el final de su camino, pues de este tratamiento lleva 1 de los 5 años que le programaron y está consciente de que seguirá necesitando revisiones oncológicas constante a lo largo de su vida.
Concluyó diciendo que el proceso es muy particular para cada persona que padezca de este problema, por lo que no se siente segura de dar un consejo a la comunidad, pero compartió su historia para que estén seguras que el problema, aunque es difícil, se puede ir superando.