Por Vianey Esquinca
Pecar de pensamiento
A aclaración no pedida, acusación manifiesta, señala la frase que podría aplicarse a la declaración que realizó el presidente Andrés Manuel López Obrador este fin de semana durante su gira por Guerrero.
”Yo voy a estar hasta finales de septiembre de 2024, faltan 23 meses y tengo el propósito de cumplir todos los compromisos; ahora sí que, lo que tenemos como reto, como desafío es vencer el tiempo, podríamos pensar en proponer una reforma para ampliar el periodo presidencial, pero eso sería contrario a nuestros principios, a nuestros ideales, sería traicionarnos”, señaló el mandatario.
La propia intencionalidad en la declaración pone los pelos de punta y la piel chinita, porque seguramente varios obsequiosos morenistas leerán en esas palabras una instrucción, por lo que no sería extraño que en las próximas semanas a más de uno se le ocurra proponer una ampliación de mandato. Lo cual, además de peligroso, en plena obstinación de aprobar una reforma electoral, serviría de distracción.
No es la primera vez que pasa. El diputado local de Morena Charlie Valentino León Flores, señaló en septiembre de 2019 que no podía ponerse en riesgo el bienestar del país, por lo que pidió a los tribunales y cámaras legislativas “remover” el artículo 83 de la Constitución Política para que quedara “Sufragio efectivo, sí reelección”. En ese momento el entonces gobernador de Tabasco y hoy secretario de Gobernación, Adán Augusto López, dijo: “no faltan las mentes obtusas que desconocen la historia del país, piensan que la reelección es posible… le haría un llamado (al diputado) a la reflexión y a la congruencia para que en la próxima sesión pudiera dar marcha atrás o retractarse de sus dichos”.
Sin embargo, León Flores no ha sido el único locochón, en abril del 2022 Félix Salgado Macedonio propuso en sus redes sociales la reelección de López Obrador.
El propio mandatario ha señalado que el “pueblo” le pide que se reelija: “me decían gracias por el trabajo, y voy a decir otra cosa que les va a molestar a los conservadores, a mis adversarios. Me decían: reelíjase, reelíjase. Decía, no, no ven que ya estoy chocheando”.
En algunas giras sus seguidores le gritan “reelección, reelección” y el tabasqueño se regodea siempre manifestando que no es necesario pues cumplirá con sus compromisos a tiempo; que él es maderista y que defiende el criterio del sufragio efectivo, no reelección o que hay un relevo generacional, porque, si no, “hasta podría servir de excusa o de pretexto para justificar la reelección, y eso no”.
El problema es que la palabra “reelección” está demasiado tiempo en la boca del Ejecutivo y sus feligreses, aunque sea para rechazarla. Incluso no le es tan lejana, pues no hay que olvidar que él impulsó la reelección del ministro Arturo Zaldívar a la presidencia de la SCJN.
En julio de 2019, el Presidente firmó ante notario público su compromiso de no reelección. El problema es que con el tabasqueño nunca se sabe, pues ha demostrado que puede cambiar de opinión, como cuando repetía una y otra vez que lo dieran por muerto para contender a la Presidencia en 2006 y finalmente fue candidato. De cualquier manera, por el bien del país y la democracia, es mejor que el pecado se quede en el pensamiento y la palabra, y no llegue a la obra.
Irónicamente, durante los primeros años del gobierno de Carlos Salinas de Gortari también se jugueteaba con la idea de reelección y también “espontáneamente”, le pedían en sus recorridos que se ampliara su mandato. Curiosidades de la vida.