Por Carlos Ornelas
En contraste con el bajo perfil que exhibió Delfina Gómez Álvarez, su sustituta, Leticia Ramírez Amaya, se mueve con soltura y parece que aspira a construir una personalidad pública diferente: más activa, más cerca de los docentes y a dirigir la Secretaría de Educación Pública, es decir, ser más ejecutiva y colocar a su gente. Claro, sin soltar los elogios al Presidente ni dejar de manifestar lealtad a la cuarta transformación.
La maestra Leticia no se encierra en su oficina, visita escuelas y desde allí hace pronunciamientos, se reúne con autoridades educativas y viaja a los estados para impulsar la política del gobierno, pero le pone un sello personal. Al parecer se aleja de la estridencia del periodo inmediato anterior cuando la SEP promovía el nuevo plan de estudios.
Por ejemplo, el Boletín SEP 199, del 20 de octubre, reporta que la secretaria afirmó que el gobierno federal orienta la educación a la cultura de paz, no violencia y prevención de adicciones. No habló de lo común ni de la descolonización, aunque sí mencionó que los maestros conocerán este año los nuevos libros de texto y los planes de estudio de preescolar, primaria y secundaria.
Lo hizo en una escuela de Chiapas y la foto del boletín ilustra, con símbolos y ceremonias, como ejerce el poder y se acerca a maestros y niños: es en un salón de primaria y ella y la maestra de grupo al centro trenzadas en un abrazo. El alumnado tenía la vista fija en ellas y otras personas miraban por las ventanas. La sonrisa de la maestra Leticia es elocuente.
La ceremonia, en compañía del gobernador Rutilio Escandón y de Adela Piña Bernal, la jefa de la Unidad del Sistema para la Carrera de las Maestras y (los) Maestros, fue para entregar nombramientos de admisión, promoción vertical, horas adicionales, tutoría y práctica educativa a docentes, directivos y supervisores de Chiapas.
Lanzó el mensaje edificante a los maestros. Expuso que en sus visitas a planteles educativos constata el compromiso profundo y la vocación de servicio del magisterio del país. E insistió: “queremos que todas y todos —los niños— regresen a las aulas para que aprendan, convivan, compartan, jueguen y sean felices”.
Esas visitas y actos en escuelas y capitales de los estados revelan el instinto político de la maestra Leticia. Más aún el hecho de haber removido al titular de la Unidad de Administración y Finanzas — donde se hacen las licitaciones y se otorgan contratos— y sustituirlo por una persona de su confianza.
La maestra Leticia se mueve y aparece en la foto. Cavilo que quizá busque un mayor ejercicio del poder. Por ejemplo, en los pasillos de la SEP se rumora que los subsecretarios de Educación Media y de Educación Superior pronto dejarán sus puestos.
Si esas hablillas se confirman, acaso la plaza pública repare en que Leticia Ramírez Amaya quiere ser, no sólo parecer, secretaria de Educación Pública. No obstante, no implica que se resolverán los graves problemas de la educación mexicana.