Por Fabiola Guarneros Saavedra
Prioridad 2024
Don Gumercindo vive en Apanteopan, un pueblo que se localiza en el municipio de Ayahualulco, Veracruz, y que está a dos horas de vereda en auto desde Perote. Él siembra maíz, su esposa se dedica al hogar y a cuidar a sus nietas. Tres de sus hijas trabajan en la Ciudad de México como empleadas domésticas, igual que su nieta de 15 años, quien ya no pudo seguir estudiando por falta de dinero y de escuelas de educación media.
Una de sus hijas —la que se quedó en el pueblo— padece de presión alta, uno de sus yernos tiene diabetes y el otro, una enfermedad rara (aún sin diagnóstico) que le provoca úlceras en las piernas. Él ya tiene problemas con la próstata, su esposa, dolores de cabeza frecuentes y a su nieta de ocho años se le caen las uñas. Ninguno sabe con certeza cuál es su enfermedad y tampoco reciben tratamiento.
En Apanteopan no hay centro de salud y el más cercano, que está en Perote, pertenecía al Seguro Popular, pero desde su desaparición y la fallida estrategia del Insabi, el hospital carece de todo: medicamentos, insumos y doctores. Del IMSS-Bienestar no han oído hablar.
No es fácil llegar a Perote, pues en Apanteopan no hay transporte público y sus habitantes tienen que pagar porque los lleven y traigan. Prefieren guardar ese dinero para comer.
En ese pueblo viven mil 647 habitantes, 833 son menores de edad y 814 son adultos, de los cuales 105 son mayores de 60 años.
En ese lugar hay registradas 238 viviendas, de las cuales 132 tienen piso de tierra y 7 consisten de una sola habitación; 181 de todas las viviendas tienen instalaciones sanitarias y sólo 229 tienen acceso a la luz eléctrica.
La estructura económica permite que dos viviendas tengan una lavadora, 153 una televisión y en ninguna hay computadora.
En Apanteopan, el Inegi registró 480 analfabetos de 15 y más años; 76 menores entre 6 y 14 años no asisten a la escuela; de la población a partir de los 15 años, 495 no tienen ninguna escolaridad; 315 tienen una escolaridad incompleta, 6 tienen una escolaridad básica y 1 cuentan con una educación media. Sólo 17 jóvenes entre 15 y 24 años de edad han asistido a la escuela, la mediana escolaridad entre la población es de 2 años.
Y es el caso de las tres hijas de don Gumercindo, que trabajan en la CDMX, quienes apenas terminaron cuarto de primaria. Ellas aportan más del 80% del ingreso familiar.
Recordé la situación de Gumercindo y su familia al revisar las prioridades del gasto federal para el próximo año, pues la propuesta del Presupuesto de Egresos 2023 tiene un fin más electoral, con miras a la sucesión presidencial del 2024, que aliviar los problemas sociales más urgentes. Y así ha sido desde hace muchos años, el “primero los pobres” sólo es un slogan que dista mucho de la realidad.
En los próximos días, la Cámara de Diputados revisará el Presupuesto y, de aprobarse como está, las Pensiones de Adultos Mayores habrán crecido 629% (289 mmdp) de 2018 a 2023. Y, de acuerdo al estudio Diez riesgos y desventuras del Paquete Económico 2023, publicado por México Evalúa, ese incremento implicará un alto costo, pues, en el mismo periodo, el gasto total de programas de subsidios aumentó sólo 13% (112 mmdp). Es decir, el incremento de las pensiones, que al otorgarse de manera universal no benefician a los sectores más necesitados, se dará a costa de otros programas.
De hecho, el estudio documenta el recorte o la desaparición de programas dedicados a la educación, ciencia, seguridad, salud, medio ambiente. Por ejemplo, los servicios de salud para las personas sin seguridad social —como es el caso de la mayoría de los habitantes de Apanteopan—, se deja del lado con la muerte anunciada del Fonsabi, el fondo que cubre enfermedades de alto costo, y los recursos enfocados exclusivamente a garantizar e impulsar los derechos de las mujeres están estancados.
Por lo que toca al gasto en salud, el estudio de México Evalúa enfatiza que el Insabi e IMSS-Bienestar (las instancias que se encargan de atender a la población sin seguridad social), sumarán 127.8 mmdp, 4% menos que en 2022. Es decir, en materia presupuestal, la salud de los más vulnerables no es una prioridad en el actual sexenio.
El Anexo 13 para la Igualdad entre Hombres y Mujeres sumará 346 mil millones de pesos, 41% más frente a lo aprobado para 2022. Sin embargo, el análisis evidencia que el monto es una simulación: los programas verdaderamente enfocados a las mujeres tendrán un recorte de 3% frente a 2022.
Como la familia de don Gumercindo hay millones que confiaron en que las cosas cambiarían, pero quedan dos años y ellos siguen sumergidos en la pobreza. Los legisladores debieran honrar su palabra empeñada en campaña y atender los reclamos y necesidades de los ciudadanos mexicanos.
Su obligación es revisar la propuesta de gasto del Ejecutivo y hacer los ajustes necesarios para priorizar educación, salud y seguridad, no obras ni programas electoreros; pero la mayoría oficialista ya tiene la mira puesta en 2024 y los pobres ya no están primero.