Conocido como el «oro blanco», el litio es un ingrediente esencial para fabricar baterías de autos eléctricos, una apuesta mundial para alejarse de los combustibles fósiles para intentar salvar al planeta del cambio climático, pero su lenta extracción demanda mucha agua y energía.
Inflamable y hasta explosivo cuando se expone al aire y al agua, el litio puro no existe libre en la naturaleza: está disperso en rocas, arcilla y, sobre todo, salmuera, una “sopa” de sales.
Por eso su extracción puede tomar más de un año y requiere al día millones de litros de agua fresca, un recurso cada vez más escaso. Estas son las formas más comunes de extraer el “oro blanco”.
MINAS DE ROCA
El principal método de extracción del litio se reparte entre Australia, primer productor mundial gracias a sus minas de roca dura, y China, líder en refinación del metal blanco.
El primer paso tras extraer las rocas de yacimientos es molerlas y añadir agua hasta formar una pasta que se coloca en un tanque, donde se bombea aire para que el litio flote formando una espuma.
De ella se obtiene un polvo de litio concentrado pero impuro que debe ser refinado. Para eso, el “método común” es calentarlo a unos mil grados antes de remover impurezas mediante químicos y agua, según la revista especializada Minerals Engineering.
Además de costoso por su alta demanda de energía, este proceso intensivo en agua y ácidos es poco amigable con el medioambiente.
PISCINAS EN EL DESIERTO
La segunda técnica se da en desiertos de sal en los países del Triángulo del Litio: Argentina, Bolivia y Chile. Ahí está la mayoría del “oro blanco” identificado en la Tierra, disuelto en una mezcla de agua y sales.
Esta receta implica bombear la salmuera desde las profundidades y colocarla en piscinas gigantes. Mientras el agua se evapora, las sales se separan y caen al fondo tras “12, 14, 16 meses” en función del sol, el viento y la lluvia, explica Corrado Tore, hidrogeólogo de la empresa chilena de litio SQM.
El líquido resultante se traslada a una planta química de la que saldrá como carbonato o hidróxido de litio, los productos preferidos por los fabricantes de baterías.
Aunque más barato, este método es lento y también requiere mucha agua. En Chile, por ejemplo, las dos empresas que explotan litio tienen permitido usar 263.5 litros por segundo entre ambas.
EXTRACCIÓN DIRECTA
Conocidas como “extracción directa”, varias técnicas en desarrollo podrían acelerar la extracción de litio y reducir su huella ecológica.
Una de ellas permitiría separar el metal de la salmuera como lo haría un imán, algo que evitaría “la posible contaminación y el elevado consumo de agua” por los métodos tradicionales, según el Laboratorio Nacional de Energía Renovable estadounidense.
Pero ninguna de estas nuevas recetas se ha implementado a gran escala y los métodos tradicionales siguen a la cabeza, por ahora.