Enrique Salvador Pérez viajó 600 kilómetros desde Tuxpan, Jalisco, para colocar una ofrenda con detalles que evocan su tierra natal: frijoles güeros y ponche de granada, los cuales fueron puestos en el altar del Zócalo como parte de la Ofrenda Monumental.
“Para nosotros, lo más importante de la tradición es respetar y llevar cada uno de estos elementos de la ofrenda, así como los cánticos que se hace en casa (en) uno de los altares.
“Llegamos desde el miércoles para bajar todo el material e ir armando y el día de ayer pusimos la ofrenda”, detalló el artesano, quien también exhibió, junto a su ofrenda, un maniquí ataviado con la falda de lana negra que típicamente portaban las mujeres de la región.
En la Ofrenda Monumental participaron 180 artesanos de diferentes estados, que vinieron para representar a su comunidad.
Cristian André Pérez vino desde Santa Cruz Xoxocotlán, Oaxaca, para colocar su homenaje en el cual tardó más de 24 horas.
“En Oaxaca somos conocidos por la tierra donde Dios nunca muere y lo más importante es la ofrenda que ponemos en casa para nuestros seres queridos que nos vienen a visitar”, explicó.
Su ofrenda es una de las más visitadas por su tapete de arena que ilustra a la Virgen de la Soledad, patrona de Oaxaca, elaborado con aserrín brillante y adornado con collares de tejocotes.
De Ixtenco, Tlaxcala, Pedro Hernández, reunió cuatro elementos en su ofrenda: fuego, agua, incienso y miel.
“Nosotros con este acto ofrendamos a nuestros difuntos y agradecemos por la cosecha, porque este evento marca el inicio del levantamiento de la cosecha”, resaltó.
Su comunidad rindió homenaje con un tapete de granos de maíz que deletrea el nombre de Ixtenco en lengua Otomí.
Asistentes celebraron que se retomen las tradiciones mexicanas, como lo es el Día de Muertos.
“Se acuerda uno de sus familiares que ya se fueron, a mí me da mucha emoción ver qué ya se abrió todo y que ya está pasando un poco la pandemia“, dijo Julia Buendía, asistente del evento.
Además, destacaron la convivencia.
“Nosotros habíamos estado encerrados por la pandemia y el salir y que mis hijos vean las ofrendas, que vean más gente, que convivan”, Irasema Morales, madre de dos niños.