La Policía logró este martes la liberación de un grupo de ocho agentes retenidos por varias horas por reclusos en el interior de una cárcel del norte de Ecuador, en dos de cuyas ciudades se registraron durante la madrugada balaceras y explosiones para exigir que algunos cabecillas mafiosos no sean reubicados en otras prisiones.
El Servicio Nacional de Atención a Personas Privadas de la Libertad dijo en un chat institucional que la libertad se logró mediante negociaciones con los detenidos de la cárcel de Esmeraldas, 182 kilómetros al noroeste de la capital, donde permanecían atados y con presuntos artefactos explosivos adheridos a sus cuerpos.
La situación se produjo luego de que durante la madrugada en Guayaquil, 270 kilómetros al suroeste de la Quito, hubo una decena de explosiones y disparos contra unidades policiales y dos efectivos resultaron muertos, informó la Policía. Los atentados no dejaron víctimas civiles. También en Esmeradas se produjeron atentados con explosivos.
El Ministro del Interior, Juan Zapata, expresó en una rueda de prensa que el Gobierno continuará aplicando medidas para combatir al crimen organizado.
«No vamos a bajar la guardia, no nos van a atemorizar y menos a la Policía», sostuvo.
En tanto, el comandante de la Policía, General Fausto Salinas, calificó de «viles y cobardes» los atentados de la madrugada en ambas ciudades e indicó que se han desplegado recursos humanos, tácticos y logísticos con apoyo de militares en todo el país.
El ex jefe de inteligencia y del Ejército y analista de seguridad, coronel Mario Pazmiño, dijo a AP que Ecuador está entrando a una etapa de violencia como la que vivió Colombia con Pablo Escobar en la década de 1980 con una disputa entre el Estado y las organizaciones delictivas por el control de espacios territoriales a los que se denomina santuarios.
Destacó que un ejemplo de ello son las cárceles, donde -según dice- el Estado perdió el control que quedó en poder de organizaciones delictivas que generan una gobernanza criminal.
«Exactamente igual se da en algunos sectores de las fronteras donde las organizaciones delictivas controlan a la población», afirmó.
Añadió que esas zonas desafían abiertamente el poder del Estado y que la población está bajo la «protección de las estructuras criminales», mientras el Gobierno sigue sin un sistema de inteligencia adecuado, sin estrategia y sin acciones claras para enfrentar la situación.
El Servicio Nacional de Atención a Personas Privadas de la Libertad publicó en su cuenta de Twitter que están en marcha obras y adecuaciones en la Penitenciaría del Litoral para mejorar las condiciones de esa cárcel por lo cual es necesario reubicar a los internos.
Precisó que por ello se ha trasladado a 200 presos desde esa entidad a otras prisiones del país, como parte de un operativo que permite «disminuir el hacinamiento, precautelar la seguridad de la población penitenciaria». No informó si en ese grupo hay jefes de bandas criminales.
Esa cárcel es considerada por el gobierno la más peligrosa y violenta del país y a menudo se registran motines y peleas entre grupos mafiosos vinculados con el narcotráfico.
Desde hace un par de años las prisiones estatales de Ecuador se han convertido en escenario de sangrientos choques entre grupos rivales de presos, algunos de ellos relacionados con carteles colombianos y mexicanos.
De acuerdo con las autoridades las disputas se dan por el control de rutas y territorios para la distribución de droga a nivel nacional e internacional. Según las cifras del Servicio de Atención a Personas Privadas de la Libertad, el año pasado 316 internos murieron asesinados por sus compañeros, mientras que en lo que va de este año ha habido 106 víctimas mortales.
El sistema penitenciario de Ecuador está diseñado para cerca de 30 mil personas, pero hasta el mes pasado había unos 35 mil reclusos en las 53 cárceles estatales del país.