Oscar Ballesteros
Un panorama totalmente distinto es la que se logra observar en un vídeo grabado en el antiguo anexo Escudo de Salvación y subido por el influencer Adrián Marcelo; el material recabado previo al asesinato de Jesús Salayandía, el cual generaría la clausura del lugar.
La guía del vídeo es el padrino ‘Dago’, quien posterior al asesinato fue detenido por homicidio calificado. Dentro del recorrido filmado, los internos se muestran con bastante disposición a compartir sus testimonios y de cierto modo, cómodos con sus estancia dentro del lugar, en contraste a las declaraciones de los mismos tras el evento donde el conocido ‘Jesse’ resultó asesinado.
El paseo por el lugar muestra los distintos lugares del anexo, y presumen tener las condiciones necesarias de acuerdo a autoridades sanitarias como el COFEPRIS.
Dormitorios, sitios de convivencia, una cocina bien surtida e incluso sitios recreativos es lo que se puede observar durante la grabación, lo cual se ve contradicho ante los testimonios de padres e internos que surgieron de manera posterior al asesinato por parte de los directivos del sitio.
“Son muy manipuladores, somos profesionales (…) te seré honesto, como he sido con las familias, si ellos me traen un diablo y me pregunta cómo está, les digo ‘les soy honesto, lo tenemos amarrado’ esto por seguridad de él y de los internos”, mencionó en el vídeo el padrino Dago, justificando que estos tratamientos son como medidas correctivas para controlar a los internos que mostraban resistencia o violencia.
Estos castigos eran recurrentes, sin justificación y sin medida, lo que generaba graves lesiones en los adictos, mencionó Fausto Daniel Gómez Gómez en una entrevista días después del acontecimiento fúnebre.
ALEGRÍA Y COMODIDADES UNA ILUSIÓN
Sumado a esto, todos los posibles ‘lujos’, comodidades y bendiciones, que es como llamaban a los alimentos que las familias llevaban a sus internos, se puede tratar de una ilusión comandada por los padrinos y dueños del lugar, pues el mismo Fausto Gómez comentó durante la entrevista el sistema de control por parte de estos ‘vigilantes’ del lugar era a través de una mirada que generaba temor entre todos los internos.
“Siempre estaba una persona que ya había tenido una recaída para cerciorarse que no le dijeras a tu familia que ya te querías ir (…) que te pegaban”, por lo que los internos tenían que fingir que todo estaba bien dentro del sitio; ‘tolerancia’ era como denominaban los maltratos que les brindaban, argumentando los internos debían aguantar y valorar lo poco que se les daba, pues fuera del lugar ellos no lo tenían.
“Esto en realidad no era una clínica, era un infierno”, es la visión que tuvo Fausto como interno, que no se parece en nada a los comentarios de Joel otro adicto en recuperación que brindó su impresión en el vídeo o los muchos otros que se veían realizando actividades aparentemente sin sufrimiento.