POR KARLA ITZEL TEJEDA. La violencia contra las mujeres es un hecho estructural, histórico e innegable en nuestro país, que está presente prácticamente en todos los ámbitos de nuestra vida. No solo se da a gran escala ni solo se trata de violencia física. Hay actos de violencia que pueden pasar casi desapercibidos y que ocurren en la escuela, en los sitios de trabajo, en las conversaciones casuales y hasta en nuestro hogar. Nos referimos a los micromachismos.
“Las mujeres solo sirven para la cocina”; “La mujer solo se debe dedicar al hogar”; “Las groserías se escuchan peor en una mujer”; “¿Cómo le vas a hacer cuando te cases?”, “¿A poco sí le sabes a los deportes?; y un sinfín de frases más, son micromachismos.
Aunque parecen inofensivos, se trata de una serie de comportamientos que pueden ser vistos con naturalidad o que están normalizados, aunque en realidad son agresiones o refuerzan estereotipos de género que pueden ser muy peligrosos.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en 2021 el 70% de las mujeres en México mínimo habían experimentado al menos un incidente de violencia, ya sea psicológica, económica, física, sexual o de discriminación. De ahí la importancia de reconocer cualquier actitud, situación o comportamiento que pueda derivar en violencia.
Nosotras te contamos más sobre los micromachismos.
¿Qué son los micromachismos?
El término ‘micromachismo’, fue propuesto por el psicólogo Luis Bonino Méndez en el año 1991 para dar nombre a prácticas y mecanismos sutiles de dominación que suelen aprenderse desde la niñez. Son prácticas de violencia que surgen en la vida cotidiana y que son naturalizadas, legitimadas e invisibilizadas, realizándose de manera consciente o no.
Los micromachismos se transmiten de generación en generación y son naturalizados por la sociedad. Son una forma de violencia que no necesita de golpes o insultos, que perpetúa roles y estereotipos de género reforzando relaciones de dominio y sumisión, de acuerdo con la página del Gobierno de México.
Son llamadas “micro” por su naturaleza casi imperceptible, por lo que estas conductas machistas son toleradas y reproducidas tanto por hombres como por mujeres, perpetuando roles y estereotipos de género que obstaculizan el equitativo acceso a oportunidades y el ejercicio de derechos.
Es decir, los micromachismos no necesariamente vienen de una persona ajena a tu familia sino pueden ocurrir dentro de tu hogar. Es más, no siempre vienen de una mala intención. Por ejemplo, que unos padres le enseñen a manejar un coche a su hijo pero no a su hija, por suponer que es cosa de hombres; puede tratarse de una preconcepción real sin malas intenciones, pero el daño está ahí.
Identificación de los micromachismos
Las actitudes, comentarios y prejuicios que se manifiestan en la vida de una mujer como micromachismos pueden ser cotidianos. Estos comportamientos contribuyen a la inequidad y un posicionamiento inferior al hombre en ámbitos sociales, laborales, jurídicos y familiares, según la facultad de Psicología de la Universidad de Uruguay.
Algunas de estas prácticas son tan sutiles que habitualmente pasan inadvertidas y, cuando se denuncian, son tildadas de “exageraciones” o se les resta importancia. Mientras tanto, sus efectos pueden repercutir en tu salud mental y afectar tu autoestima.
Nosotras realizamos un sondeo a 20 mujeres para que nos contaran su experiencia sobre los micromachismos que han sufrido. La mayoría de ellas respondieron que en dónde reciben más este tipo de comentarios discriminatorios son en su familia y en el trabajo.
Micromachismos en la familia
Un claro ejemplo es Verónica Daniela Abúndez Ramos, estudiante de Ciencias de la Comunicación. Ella compartió que en donde ha recibido este tipo de micromachismos es en su familia.
“Estaba en una comida familiar, donde solo habíamos 3 mujeres. Y un señor nos hizo entender que las mujeres ni para cocinar servíamos, cuando la comida la habían preparado los hombres”, señaló Daniela Abúndez.
Otro ejemplo fue el de Miranda Cadena Santiago, estudiante de Periodismo, quien también recibió un comentario machista por parte de un familiar.
“Alguna vez le hice un comentario a mi papá de que había probado la cerveza de barril con mi novio, y le dije que no me había gustado. Mi novio me había dicho que era un sabor al que te tenías que acostumbrar. Sin embargo, mi papá me respondió que ‘no, a las mujeres no les debería gustar la cerveza de barril’”, confesó Miranda Cadena.
Asimismo, Miranda añadió que ese comentario se le hizo muy estúpido, ya que no por ser mujer le debería dejar de gustar cierta bebida.
De acuerdo con un estudio realizado por la revista Psychology of Women Quarterly, las actitudes de violencia pasiva como los micromachismos son igual de dañinas que la violencia directa y como el acoso sexual.
El mundo deportivo y sus micromachismos
Los micromachismos son conductas que están en todos los ámbitos de la vida de una mujer, y un claro ejemplo es en el mundo deportivo. Ya que constantemente existen comentarios denigrando la afición que algunas mujeres sienten por algún deporte en específico. Si te gustan los deportes, ¿has sentido como que tienes que “demostrar” tu conocimiento en el tema para validar tu gusto?
Tal es el caso de Andrea Luna Vallari, estudiante de Mercadotecnia. Ella comentó que en donde ha recibido más comentarios machistas, es en el mundo de los deportes.
“Me choca cuando asumen que por ser niña, por ser mujer, no sepas de deportes. O sea, cuando yo les digo que me gusta el fútbol, fútbol americano o tenis, etcétera, me dicen, ‘ay no te creo, a ver dime equipos’. Hay hombres que le hacen más a la payasada y a ellos no les preguntan”, explica Andrea.
Acorde al Consejo Nacional de Población (Conapo), es necesario que desde el núcleo familiar aprendamos a identificar este tipo de actitudes y comportamientos para evitar hacerlos parte de nuestra cotidianeidad. Por ejemplo, en muchos hogares es normal que los niños vean a la mamá haciendo algunas actividades que papá no hace. Sin embargo, todas y todos debemos involucrarnos y participar repartiendo las labores y compartiendo la responsabilidad que implica el trabajo doméstico.
Aquí va otro ejemplo que ilustra que incluso las mujeres podemos perpetuar micromachismos. ¿Alguna vez has escuchado a alguien decir que su esposo “le ayuda” con las labores de la casa, como si asumiéramos que eso siempre es trabajo de la esposa?
¿Qué puedes hacer para eliminar los micromachismos?
La página del Gobierno de México recomienda algunos tips para eliminar los micromachismos dentro de familia.
- Enseña a tus hijos e hijas, o a tus hermanos y hermanas, las tareas domésticas por igual: lavar los trastes, barrer, trapear, tender las camas, etc. Todos los miembros de una familia tienen que colaborar.
- Elabora un calendario para que las y los integrantes de la familia participen en las tareas del hogar.
- Permite y valida la expresión de sentimientos sin distinción de género.
- Recuerda, los juguetes y los gustos personales no tienen género. Los estereotipos alejan a niñas y niños de sus verdaderos intereses limitando sus oportunidades de desarrollo. Edúcalos desde la igualdad.
- Promueve la resolución de problemas o conflictos de forma positiva, constructiva y creativa.