Decía quien fuera presidente de los Estados Unidos; John F. Kennedy que, si no podíamos poner fin a nuestras diferencias, contribuyéramos para que el mundo fuera un lugar apto para ellas.
En otras palabras y bajo mi interpretación, esta frase se refiere a la necesidad de dialogar nuestros diversos puntos de vista, pero generando un espacio con condiciones para trazar soluciones partiendo de nuestras diferencias, siempre con apego a la tolerancia y sobre todo al respeto.
Hace apenas unos días, el senador zacatecano de Morena, Ricardo Monreal Ávila, dio un discurso asombroso en el que propone a los mexicanos reconciliarnos, ya que desde su óptica y en la cual coincido, el país se encuentra dividido y lamentablemente polarizado.
Me gustó mucho la frase central de su evento masivo; “respondamos ante cada provocación con una propuesta de reconciliación”. Asimismo, hizo un llamado a tener paciencia, ya que es un camino lento, pero es ahí donde los mexicanos debemos poner toda nuestra energía.
Sin lugar a dudas, la ruta que propone el senador Monreal, es la adecuada.
Lamentablemente todos los días, desde Palacio Nacional se divide, se insulta y se crean etiquetas para “clasificar” a los buenos y a los malos, a los ricos y a los pobres, a los fifís y a los chairos, a los güeros y a los morenos.
Quien debería brindar respeto y llamar a la unidad nacional, nos confronta. Como nunca antes, el papel del Gobierno Mexicano está lacerando la vida plural de nuestro país.
Hoy en día, si piensas como el presidente eres “pueblo sabio”, si no, eres “hipócrita” o “clasista”.
Creo que el presidente de México tiene todo el derecho y la libertad de expresarse, pero urgentemente debe dejar de agredir a quienes no piensan exactamente igual; espero que entienda que desde el púlpito presidencial solo genera encono y radicalización.
En un gobierno que reporta más de 130 mil personas asesinadas o donde la economía vive su peor inflación en 20 años, lo mínimo que debe hacer el titular del poder ejecutivo federal, es llamar a la unidad.
Soy un convencido de que las diferencias ideológicas siempre serán señal de una buena salud democrática, el reto es encontrar soluciones partiendo de nuestra diversidad.
Celebro que se haga un llamado nacional a la reconciliación, ya que coincido plenamente en que somos un país de valores, con creatividad y a la altura para alcanzar la tan anhelada justicia social.
Tocará a los mexicanos decidir si optamos por el camino del diálogo y de la tolerancia o el de la polarización sin dar cabida a posturas diversas a las nuestras.
Finalmente, creo que, si el presidente no entiende, los mexicanos debemos ser inteligentes y filtrar, es decir, tomar lo bueno y rechazar cuando se hagan llamados de odio. De corazón espero que seamos tolerantes, incluyentes y respetuosos por el bien de este gran país.
Néstor J. Hurtado Vera.