Por Pablo Hiriart
Protestas en toda China, por libertad
El Partido Comunista chino trabaja horas extras para bloquear las imágenes de las manifestaciones contra los dirigentes chinos, pero no lo ha logrado del todo.
Comenzaron la semana pasada en demanda del fin de la política de cero Covid y los confinamientos, pero las protestas se extienden por China con un grito de consecuencias imprevisibles: “¡Queremos libertad!”.
Los censores del Partido Comunista chino trabajan horas extras para bloquear las imágenes de las manifestaciones, pero no lo han logrado del todo.
Se trata de las mayores manifestaciones públicas contra los dirigentes chinos, que se hayan realizado en décadas.
La jefa de la oficina del Washington Post en China, Lily Kuo, dio a conocer que el sábado por la noche y la madrugada de ayer domingo, multitudes salieron a las calles en Shanghái en abierto desafío a las políticas de confinamiento, y derivaron en gritos contra el gobierno.
“¡Queremos libertad!”. “¡Xi Jinping, lárgate!”. “¡Partido Comunista, lárgate!”. De ahí se derivaron choques de manifestantes con la policía.
También el sábado hubo manifestaciones en la Universidad de Pekín, en Xi’an y en Nanjing.
Las manifestaciones más fuertes se dieron en la provincia de Xingjiang, luego de que un incendio en la capital, Urumqi, provocó que 10 personas, entre ellas tres niños, murieran calcinadas, por la dificultad para sofocar el siniestro debido a las restricciones de movilidad generadas por los confinamientos de la política Covid cero.
En Wuhan, de donde salió el virus del Covid a infectar al mundo, grupos de personas habitantes de zonas residenciales salieron a romper barreras que aíslan a los barrios.
Desde Chengdou, ubicada al suroeste de China, se filtraron imágenes de manifestaciones en las que se oyen los gritos de “¡queremos libertad!”, “¡queremos democracia!”.
La ola de manifestaciones inició a comienzos de la semana pasada, en Guangzhou, al centro del país, donde miles de manifestantes, hartos de restricciones, se enfrentaron a la policía y saquearon tiendas de provisiones y alimentos.
En la planta de Foxconn (que produce la mitad de los IPhone que hay en el mundo) ubicada en Zhengzhou, estalló un motín contra los confinamientos mal planeados y retraso en el pago de bonos, lo que según Apple afectará sus ventas en la temporada navideña.
Se enfrentaron a la policía, con saldo de golpeados y heridos.
Eso es, en síntesis, lo que ha podido saberse de lo que está ocurriendo en China en estos días.
Cientos de millones de chinos, confinados en sus casas, ven por televisión los juegos del Mundial donde gente de todo el mundo llena los estadios, se divierte, festeja, y ellos, la segunda potencia del planeta, están encerrados por la errónea pretensión de Covid cero.
El punto es que la gente en China está harta y ha comenzado a hacer lo impensable: desafiar a Xi Jinping y exigir que se vaya.
China empieza a clamar por democracia y por libertades.
La censura a los medios de comunicación y en las redes sociales no será suficiente para impedir que la gente se entere que hay protestas callejeras en su país.
Son días y semanas decisivas para el liderazgo de Xi Jinping, porque su país se le puede incendiar.
Pocas semanas después de salir fortalecido del Congreso del Partido Comunista, con plenos poderes de dictador, Xi tiene que tomar una decisión.
¿Va a reprimir?
A diferencia de la masacre en la Plaza de Tiananmén, en 1989, ahora las protestas no están localizadas en una ciudad y en un segmento de la población.
¿Va a reprimir en toda China?
De darse el caso, la irá podría aumentar en lugar de aquietarse.
China se acerca a una revolución pacífica, en demanda de libertades individuales. Las económicas no bastan.
Y el dictador enfrenta una situación que no estaba en sus cálculos: reprimir, masacrar, con el riesgo de que los chinos acepten el desafío.
O conceder el fin de la política Covid cero.
De cualquier manera, la llama de la protesta ya se encendió en China.
Veremos qué tan hábil es Xi Jinping para conducir la apertura democrática del país más poblado de la tierra, o si opta por endurecerse como el dictador que es.