Por Pascal Beltrán del Río
Despreciar al PAN… y copiarlo
No es un secreto que si a algún partido político aborrece el presidente Andrés Manuel López Obrador es a Acción Nacional.
Su crítica al PAN no es sólo de coyuntura ni está reservada para episodios complejos de su biografía, como la controvertida elección de 2006. No, uno la encuentra incluso en sus comentarios sobre la fundación del partido. Por ejemplo, en diferentes ocasiones ha dicho que Acción Nacional surgió para oponerse a las políticas de Lázaro Cárdenas.
“La expropiación petrolera fue en 1938 y en 1939 surgió el PAN para oponerse a la política nacionalista del general Cárdenas, pero también porque estaba en contra y sigue estando en contra del ejido, de la política agraria y en contra de la educación pública y de los libros de texto gratuitos”, comentó el 6 de septiembre pasado, cuando la alianza Va Por México parecía romperse por el apoyo que dio el PRI a la extensión del mandato de las Fuerzas Armadas en tareas de seguridad pública.
Esa vez, López Obrador fustigó al PRI –un partido que, recordó, nació de la Revolución Mexicana– por haber establecido una alianza con el PAN.
“¿Qué ha ganado el PRI con esta alianza?”, preguntó. “Bueno, ni el PAN, aunque le ha ido un poco mejor. Pero lo peor es traicionar todo un proceso histórico-político”.
Irónico, agregó: “Si les está yendo mal, ¿qué hacen ahí? Sólo que sean masoquistas. Si por eso existen los divorcios”.
Cuando se pone a juzgar a sus antecesores, el mandatario guarda sus críticas más ácidas para aquellos que surgieron del PAN. No hay comparación en los comentarios despectivos que hace sobre Felipe Calderón y Vicente Fox y aquellos sobre Ernesto Zedillo, Miguel de la Madrid e incluso Carlos Salinas de Gortari.
Por eso es extraño que López Obrador haya decidido usar un concepto íntimamente ligado a la doctrina panista para ponerle nombre a su modelo político: el humanismo.
Basta echar un vistazo a los documentos básicos del PAN para saber que ese partido utiliza el concepto desde su fundación.
En La doctrina panista, texto elaborado por la Fundación Rafael Preciado –órgano ideológico y de divulgación de los principios del PAN–, se afirma que “desde su origen el Partido Acción Nacional reconoció e hizo el fundamento de su acción y el fin de sus esfuerzos la promoción, salvaguarda y la plena realización de la Persona Humana”.
Publicada en 2012, la obra añade: “El reconocimiento teórico y práctico de la superioridad de la Persona Humana implica que es el centro y razón de ser, es decir, el sujeto, principio y fin de la vida social y política. Por ello su doctrina ha sido denominada como Humanismo Político”.
En su discurso en el Zócalo, el domingo pasado, López Obrador afirmó que “aun cuando lo fundamental son los hechos, no deja de importar cómo definir en el terreno teórico el modelo de gobierno que estamos aplicando”. Y en seguida expresó que su propuesta era llamarle “humanismo mexicano”.
¿De dónde habrá sacado el nombre el Presidente? Eso no queda claro. Lo seguro es que Acción Nacional empezó a usar ese concepto muchos años antes de que naciera López Obrador.
Para la Fundación Rafael Preciado, que se define a sí misma como una institución comprometida con el humanismo, “la política no es un valor autónomo y supremo, sino que se inscribe y tiene su razón de ser en el Humanismo, que reconoce la integralidad de la naturaleza humana y la excelencia de su dignidad con respecto a toda otra realidad”.
El presidente López Obrador no dejó muy claro por qué proponía llamar “humanismo mexicano” a su modelo político. Esta semana informó que publicará un libro para explicarlo. Por lo pronto, ahí queda una coincidencia con Acción Nacional que probablemente resultó involuntaria.
¿O será que, como dicen, del odio al amor sólo hay un paso, y que la imitación es una forma secreta de expresar admiración?