Por Yuriria Sierra
Jóvenes llorando
Con la aparición de mpox, algunos países del mundo, entre ellos varios de América Latina, comenzaron a inmunizar a la población, pero aquí ese padecimiento no es prioridad, ni siquiera para su correcto diagnóstico.
El cubrebocas no es útil. Una necedad. Un instrumento que sólo da una falsa sensación de seguridad. Lo expresó así desde el inicio de la pandemia Hugo López-Gatell. Se aferró a ello hasta que la realidad lo alcanzó. De los muertos que primero serían apenas unos miles a los que hoy son, cientos de miles, tal vez cercanos al millón, porque tampoco hay claridad al respecto.
Una, dos, tres, cuatro… ya estamos en la sexta ola de coronavirus, y aunque expertos advierten que será más leve, la pandemia tiene que cohabitar con el resto de enfermedades respiratorias y otras enfermedades que aparecieron en meses recientes.
Aun así, tres años después del inicio de la emergencia sanitaria, el subsecretario de Salud da la espalda a las medidas básicas de contención. Lo dijo hace un par de días luego de informar que, en efecto, México lleva tras semanas registrando un incremento de contagios de covid-19: “Definitivamente no vamos imponer una medida de carácter obligatorio, porque las medidas que se imponen no son útiles, no son efectivas…”, cuando fue cuestionado sobre el cubrebocas, que ya es obligatorio en lugares cerrados en Nuevo León.
Sin embargo fue más lejos. Su postura respecto a las vacunas, lo hacen parecer casi un “antivacunas”: tardó meses en reconocer que los niños también merecían ser inmunizados contra coronavirus. Su actitud obligó a padres de familia a recurrir a amparos para brindar a sus hijos la protección que el Estado les negaba por iniciativa de López-Gatell.
También señaló y juzgó mediáticamente a quienes acudieron a otros países a recibir una vacuna que aquí llegaron no gracias a él. Y hoy no tenemos vacunas autorizadas contra coronavirus, pero casi anuncian campaña con el fármaco cubano, el que no está autorizado por la OMS.
Con la aparición de la viruela del mono, hoy llamada mpox, algunos países del mundo, entre ellos varios de América Latina, comenzaron a inmunizar a la población, pero aquí ese padecimiento no es prioridad, ni siquiera para su correcto diagnóstico.
Y ante la temporada invernal y el incremento de contagios de influenza, López-Gatell, el que no compra vacunas de covid ni de viruela símica, parece tampoco tener intención de administrar inmunización contra la influenza: “Vemos, no sólo este año, que las personas jóvenes, saludables, acuden a los puestos de vacunación contra influenza y esto le quita la oportunidad a quienes realmente se benefician…”. Así que si tú, lector, eres un joven saludable, no seas egoísta, no te vacunes, no cuides tu salud.
¿Y en qué anda su jefe? Bueno, ayer se mostró muy conmovido en su conferencia de Palacio Nacional. Habló por los fans de Bad Bunny que no lograron entrar a los shows del Azteca por las irregularidades con TicketMaster. “Le pido a Bad Bunny que considere la posibilidad de que venga a México, al Zócalo (…) No le podemos pagar, tendría que ser una colaboración de él…”. Sí, de a grapa.
Jóvenes llorando: López-Gatell no es capaz de conmoverse por aquellos a quienes pide no vacunarse o a quienes les niega el acceso a una vacuna. Pero López Obrador salió al rescate de quienes querían, pero no pudieron ir al concierto del reguetonero. Qué tal las prioridades de este gobierno.