Por Lilia de la Fuente
Mujer, mujercita
Preciosa ancianita de cabellos blancos y tierna mirada…Viejita arrugada de rostro senil. Viejecita de más de 80 años, de tierna mirada.
Viejita olvidada… triste y
Despreciada… ya no tienes dientes, por eso has
Dejado ya, de Sonreír…
Tu mente te lleva no puedes
Pensar, tu mente te ayuda a
No recordar…
DIOS, te dio dos hijos…
Que nunca te miran,
Jamás te visitan… por eso tus ojos lloran abuelita,
Les diste la vida…
En nombre de DIOS…
En un rinconcito, mirando
Asia el cielo… ves luces y Manchas… Ya ojos eran negros.
Se volvieron blancos…
“Son las cataratas”
Flores apagadas en tus ojos
TRISTE DE MIRADA ALBA.
Hay ciertos momentos
Que tu mente vuelve
A bien recordar…
Cuando entre tus brazos
Los sentías temblando…
Al llegar al mundo…
Nacían… llorando.
Ahí en una silla sucia y
Despintada…
Está la ancianita, que ve
Todo igual…
Mira en negro y blanco…
Ve todo borroso…
Sentada… y cubierta con Andrajos rotos…
Está sentadita, no puede volar…
Con sus alas rotas…
Y sus pensamientos en
Mira su derrota derrota…
Que a veces recuerda y
Vuelve a olvidar.
X
“LA ESPERA”
Allá en aquel jacal…
Junto al bracero…
Una anciana mujer hace el puchero… Su blanca cabellera entretejida, enmarca más
Su cara envejecida.
A pesar de los años que ha vivido, su pensamiento sigue
Ensombrecido… y en su mirada brilla la esperanza,
Como la brasa que el final
Alcanza.
A través de la rustica ventana
La vereda se ve blanca y lejana… haciendo pintoresco aquel paisaje, la pradera que DIOS cubrió de encaje.
Más allá junto al rio, en el vallado un anciano contempla
Su ganado, en sus pupilas la
Esperanza muerta… dejó serena, su mirada incierta.
Tienen los tristes ojos de la anciana, la mirada senil y
Campirana… el dolor que revela la amargura, de una alma dura, y a la ves humana.
Hace mucho partió sin rumbo fijo… en pos de la fortuna
El único hijo que tras aquella
Límpida vereda, solo dejó dolor y larga espera.