Varias ciudades ucranianas, entre ellas Kiev, fueron blanco de bombardeos rusos el sábado, que causaron al menos un muerto y una treintena de heridos a pocas horas de terminar el año, el mismo día en que Vladimir Putin afirmó que «la justeza moral» está de su parte.
En Kiev, se escucharon al menos 11 explosiones, mientras la ciudad se preparaba para celebrar el Año Nuevo, a pesar de más de diez meses de combates en el frente desde que Rusia invadió el país en febrero.
Según el alcalde de Kiev, Vitali Klitschko, al menos una persona murió y 20 resultaron heridas en los ataques, que arrancaron la fachada del hotel Alfavito, en el centro, dejando escombros por la calle. Las aceras cercanas estaban cubiertas de cristales de ventanas reventadas, incluidas las del Palacio Nacional de las Artes.
El cineasta Yaroslav Mutenko, de 23 años, vecino del barrio, dijo que se estaba duchando antes de ir a una fiesta de Nochevieja cuando oyó una explosión. El último bombardeo ruso no le quitó las ganas de ir.
«Nuestros enemigos, los rusos, pueden destruir nuestra calma, pero no pueden destruir nuestro espíritu. Este año es importante tener gente cerca», afirmó.
En el resto de Ucrania, los ataques rusos causaron destrozos e incendios en Mikolaiv, en el sur, donde al menos seis personas resultaron heridas, y en Jmelnitski, en el oeste, donde cuatro personas resultaron heridas. Según el jefe del Estado Mayor ucraniano, Valerii Zaluzhnyi, las fuerzas rusas dispararon 20 misiles de crucero, incluido desde bombarderos en el mar Caspio, 12 de los cuales fueron derribados por la defensa antiaérea.
Tras varios reveses militares en el frente, Rusia ha optado desde octubre por la táctica de bombardear las infraestructuras ucranianas, lo que provoca cortes masivos de electricidad y agua corriente.