El presidente de la FIFA, Gianni Infantino, dijo este lunes que pedirá a todos los países del mundo tener al menos un estadio bautizado en memoria de Pelé, tras llegar al estadio del Santos en Brasil para el velorio de «O Rei», considerado por muchos mejor futbolista de todos los tiempos.
Pelé, tres veces campeón del mundo con la Selección brasileña, murió la semana pasada a los 82 años.
«Vamos a rendir homenaje al ‘Rey’ y pedimos a todo el mundo que respete un minuto de silencio. Vamos a pedir que todos los países del mundo tengan al menos un estadio con el nombre de Pelé para que los niños sepan de su importancia», dijo Infantino a periodistas al llegar al funeral junto a los presidentes de la Confederación Brasileña de Futbol (CBF), Ednaldo Rodrigues, y de la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol), Alejandro Domínguez.
«Creo que es muy importante mantener la memoria de Pelé y que generaciones, los jóvenes, los niños, dentro de 20, 100 años, puedan recordar a esta persona increíble… Nos dio una gran emoción y tenemos que recordar eso. Es una emoción eterna».
Vila Belmiro, el estadio que el número 10 hizo mundialmente famoso desde que se unió al Santos Futebol Clube en 1956, es el escenario del velatorio de Pelé.
Miles de aficionados con camisetas del Santos y de la Selección brasileña formaban largas filas para despedir a Pelé en el césped de Vila Belmiro. Autoridades deportivas y políticas también asistían al velatorio del único jugador que ganó tres veces la Copa Mundial (1958, 1962 y 1970).
Infantino recordó la primera vez que escuchó hablar de Pelé, cuando era un niño de 11 años y fue al cine con su padre a ver una película sobre el rey con Sylvester Stallone, «Escape a la Victoria», de 1981.
«En Italia hay un episodio, un recuerdo, de mi infancia cuando tenía 11 años, mi padre me acompañó al cine, fue la única vez que mi padre me acompañó al cine, a ver «Escape a la Victoria», la película de Pelé con Stallone, y mi padre me explicó quién era ese jugador y me dijo: ‘mira, este es Pelé'», dijo.
«En ese momento, 1981, 1982, no había muchas imágenes de los goles de Pelé y esa fue la forma de mi padre de mostrarme quién era este gran jugador».