Por Pablo Hiriart
Las trampas de la doctora
Morena tendría que haberse pronunciado contra las acciones de Layda Sansores, Claudia Sheinbaum y Yasmín Esquivel; en cambio, están en la parte más alta del poder en México
¿No que las escaleras se barren de arriba para abajo?
¿No que iban a poner el ejemplo a la hora de limpiar la casa?
Si creyeran en lo que prometieron, ya habrían llamado a cuentas a Claudia Sheinbaum, solicitado juicio político a Layda Sansores y retirado su respaldo a Yasmín Esquivel Mossa.
Las tres están en la parte más alta de la escalera del poder en México.
Las tres son parte de un grupo político-económico que está nucleado en torno de una candidatura presidencial.
Y no hay en México un equipo político más tramposo que el de Claudia Sheinbaum. Ni en las tribus de Morena.
Ese equipo confía su impunidad al abrigo que recibe de Palacio Nacional, pero en su desdén por la inteligencia de los ciudadanos llevará la penitencia.
Tal penitencia se llama voto de castigo.
Lo de Claudia Sheinbaum no es (sólo) un problema de ineptitud, sino fundamentalmente de deshonestidad.
El artículo 134 de la Constitución señala que la propaganda debe tener carácter institucional.
“En ningún caso esa campaña incluirá nombres, imágenes, voces o símbolos que impliquen promoción personalizada de cualquier funcionario público’’, dice.
Hace un mes se documentó la existencia de 150 espectaculares en 20 ciudades del país con la promoción de la imagen de la jefa de Gobierno y la leyenda #EsClaudia.
Son los que se alcanzaron a documentar mediante testimonios gráficos, pero sin mucho margen de error puede afirmarse que se trata de unos dos mil espectaculares con el mensaje #EsClaudia.
Bardas, ni se diga. Miles en todo el país. Todos las hemos visto.
Sheinbaum viola la Constitución y no le importa. Tampoco le importará si llega a gobernar.
Bardas y espectaculares, por miles, cuestan cientos de millones de pesos.
¿Quién lo paga?
Hasta noviembre comienzan las precampañas, de acuerdo con la ley electoral.
La candidata oficial corre con zancos. Hace trampa porque inició dos años antes que sus contendientes internos y de otros partidos.
Tiene la impunidad que brinda ser la preferida de Palacio.
La leyenda #EsClaudia no se refiere a que es la favorita para ganar la encuesta de Morena, sino a que es la favorita del gran elector de su partido. #EsClaudia.
Como lo fue hace cuatro años, pues.
Y otra vez el punto: ¿de dónde salen esos cientos de millones de pesos gastados en campaña adelantada a los tiempos de ley?
Según Sheinbaum las bardas y espectaculares con propaganda suya son “por el entusiasmo generado” entre la ciudadanía porque una mujer sea presidenta de México.
No hay tal desborde de entusiasmo ciudadano. Los legisladores Miguel Torruco, Patricia Armendáriz, Mauricio Cantú, Alejandro Robles y Aleida Alavez, de Morena, dijeron haber pagado los espectaculares.
¿Alguien puede creer que los pagaron de sus recursos?
Creen que la gente es tonta.
Y supongamos, por un momento, que las bardas que vemos en todo el país con propaganda anticipada en su favor, las pagaron decenas de miles de ciudadanos cautivados por el carisma de la señora Sheinbaum.
Eso también es ilegal.
Hay un tiempo para precampañas, que inicia en noviembre, y las aportaciones privadas se reportan ante el INE, se especifican montos, origen del dinero y su destino.
Para Sheinbaum eso no rige, porque está por encima de la ley y de la Constitución.
El 29 de diciembre dijo: “Hasta ayer que vi, que en la noche me informaron del tema, me puse a ver los espectaculares que salieron en las redes. La verdad hay que decir que son muy creativos”.
¿Y la Constitución?
¿Y la ley?
¿Y el piso parejo?
En redes vi una foto reciente de Claudia Sheinbaum abrazada con su virtual jefa de campaña Layda Sansores.
Sansores es gobernadora de un estado y ha hecho públicas grabaciones ilegales a dirigentes políticos que el gobierno necesita golpear.
Quien espía de manera ilegal y difunde también ilegalmente grabaciones es una gobernadora, que cuenta con el respaldo declarado de Sheinbaum.
Aún más: Layda Sansores dedicó capítulos de su serie Los Martes del Jaguar a desacreditar ilegalmente a un competidor interno de Sheinbaum por la candidatura presidencial de Morena.
Ese charco de ilegalidad y deshonestidad se encuentra en los peldaños más altos de la escalera que iban a barrer.
Otra integrante del grupo, la ministra Yasmín Esquivel Mossa, que contendió para presidir la Suprema Corte esta semana, llegó a la sesión con el boletín de la fiscalía del gobierno de Claudia Sheinbaum que la exoneraba del plagio de su tesis.
Hay más de 90 por ciento de párrafos copiados en la tesis que la ministra, por lo visto, usó para titularse mediante una trampa.
El gobierno de Sheinbaum la exoneró a través de otra trampa: la fabricación de un “testimonio notarial” en que el plagiado se echaba la culpa de haber copiado una tesis correspondiente a… un año después.
Descubierta la trampa y derrotada la candidata del gobierno, el martes la fiscalía capitalina publicó un desmentido a su información difundida el domingo.
Qué equipito.
Está en la cima de la escalera que prometieron barrer.
Y busca gobernar México.