Por Yuriria Sierra
Captación
Mientras salga el chorro al abrir la llave, ¿qué más da? La idea de que un día, un día, ya no será así, parece lejano para muchos, muchísimos seres humanos en el planeta. Ciudadanos de a pie, pero también tomadores de decisiones. Y qué grave que esto ocurra, porque ello implica que no vemos más allá de nuestros ojos. El reduccionismo de creer que nuestro entorno es la generalidad. Va algo de contexto, son datos del Banco Mundial: ya somos ocho mil millones de habitantes en el mundo, pero, al menos una cuarta parte no tiene acceso a servicio de agua potable “gestionada de manera segura”. Y el agua es vital, no sólo para vivir, sino hasta para mantener el ritmo de producción del sistema en el que vivimos. Dependemos de ella de manera absoluta y poco se ha hecho, y a muy lenta velocidad, para intentar siquiera frenar la crisis que ya es parte de nuestro presente.
En 2022, Monterrey fue el foco de la emergencia en nuestro país. Y lo fue, no porque haya sido la única región que la padeció, sino porque como una de las tres ciudades más importantes del país, que gran parte de su territorio enfrentara escasez de agua nos dio la idea de que va en serio. Sin embargo, la falta del suministro de algo que tendría que estar al alcance de todos, ha sido una realidad de millones de personas en el mundo. Para entenderlo, no hay que salir siquiera de la CDMX: la colonia Primavera se ubica en una zona alta de la alcaldía Tlalpan, las familias que ahí viven han padecido de falta de agua potable desde hace décadas. El pertenecer a la capital del país, no implica que los servicios sean suficientes, en este caso, por la demanda y la evasión que fue parte del diseño de políticas públicas. Hoy, algunas familias son beneficiarias de un proyecto impulsado por el gobierno que encabeza Claudia Sheinbaum. Se llama Cosecha de Lluvia, un sistema de captación de agua que ya beneficia a 52 mil familias.
“Ya se ha llenado de 4 a 5 veces, aproximadamente. Esta agua se aprovecha para el uso en lavadoras, para el uso en casa. La única limitante es que no es agua potable (…) Lo que aquí ocurría era que muchas veces no llegaba el agua, se acababa, había muchas necesidades que cubrir y por varios días, como no llegaba, entonces teníamos que recurrir a otros aspectos, muchas veces, agarrarlo del garrafón o cosas así…”, comentó Yutzuri Hernández a mi compañero Jonás López, ella y su familia, una de las beneficiarias de este programa que para este año espera instalar otros diez mil sistemas más que permiten almacenar 2 mil 500 litros de agua de lluvia que resultan utilísimos para realizar labores cotidianas.
Éste es un programa que poco a poco se ha impulsado en distintos puntos del planeta, incluso de la misma CDMX, desde luego que la emergencia nos dice que quienes padecen escasez, deben ser los primeros objetivos; sin embargo, vale también la pena apresurar el paso, para que el aprovechamiento del agua de lluvia sea una realidad para retrasar la llegada del Día Cero. Qué gran trabajo de quienes lo han convertido en una política social activa aquí en la capital del país. Como ciudadanos, seamos responsables también para contribuir, porque, en verdad, un día, de esa llave que abrimos todas las mañanas podría ya nunca salir gota alguna.