Néstor J. Hurtado Vera.
Decía el gran filósofo y teólogo neerlandés, Erasmo de Rotterdam: “La esperanza principal de una nación, radica en la educación adecuada de su juventud”.
Datos de la Secretaría de Educación Pública, señalan que en México de cada 100 niños que entran a la primaria, únicamente 26 concluyen la universidad. Expertos en el tema, señalan que se debe principalmente al entorno económico, así como al desinterés del Gobierno para hacerles un plan atractivo de estudios en combinación con su vida económica.
La educación es la columna vertebral de cualquier gobierno del mundo, pero en México algo venimos haciendo mal desde hace décadas; no solamente se carece de oportunidades, sino también de planes de estudio que motive a niños y jóvenes a salir adelante.
La educación no solo debe consistir en memorizar alguna fecha importante, en las aulas ya debe pensarse seriamente en incluir materias relacionadas a la psicología, salud mental, valores, inteligencia emocional, filantropía o amor a la vida, entre otros temas.
Saber de memoria la fecha del nacimiento de Benito Juárez ya vimos que no ha servido de mucho, conviene más en su caso, analizar su perfil, saber qué herramientas psicológicas o técnicas utilizó para pasar de ser un pastor de ovejas al jefe de una nación.
En otro enfoque, la educación en México está diseñada para crear a personas que acepten un salario risible, muy por encima de la opción de emprender o producir riqueza.
Coincido con la postura del empresario Ricardo Salinas Pliego; quien señaló que la educación académica y universitaria no está hecha para producir y generar riqueza, más bien está diseñada para hacer tesis, títulos, sacar premios y luego quedarse amargado por ganar salarios que no alcanzan para la vida que uno quisiera, a pesar de tener doctorados o diplomados.
Coincido con su punto en que la secuencia debe ser libertad, innovación y prosperidad. Y actualmente nuestras autoridades educativas no ofrecen nada atractivo, no emocionan a los jóvenes, aquí una posible explicación del porqué muchos ni siquiera aspiran a concluir sus estudios.
Con esto tampoco quiero decir que es malo obtener títulos, de ninguna manera busco con mi opinión desalentar a que los estudiantes concluyan sus planes académicos, solo reitero la importancia de ver a la educación desde una óptica más profunda a la de simplemente aspirar a tener un empleo formal.
Finalmente, si en México no hay ganas de hacer despertar a nuestros jóvenes, hagámoslo en casa, su hijo puede ser un gran empresario, o presidente de México, aspiremos a que nuestros hijos tengan metas que los emocionen, pero pasando antes por el amor al prójimo, con valores y con inteligencia emocional, de otra manera jamás saldremos de esta situación. Sin duda es un tema en el que, como sociedad y familia, podemos hacer muchísimo.