Fabiola Sánchez
Mujeres anexadas en el Centro de Rehabilitación Femenil Fe, Esperanza y Amor, aseguran que reciben buenos tratos que les ha ayudado a su recuperación física y sanación espiritual, alejadas del mundo de las drogas. Lo señalaron en una entrevista con La Prensa de Coahuila que se limitó a una oficina, con tres mujeres elegidas por la Directora, en que siempre estuvieron vigiladas.
Este miércoles LA PRENSA DE COAHUILA, tuvo la oportunidad de ingresar a las oficinas del Centro de Rehabilitación y Templo Evangélico, donde se entrevistó a tres de las internas quienes expusieron su experiencia durante su tiempo de rehabilitación.
Las mujeres fueron seleccionadas por la Dirección de anexo y desde el ingreso de este medio de comunicación, personal del Centro grabó la entrevista, en que aparecen las tres internas seleccionadas y los representantes de estos medios de comunicación.
Yuvisela “N”, una de las internas reveló que, a cuatro meses de haber ingresado, jamás ha sufrido mal trato, ni ha presenciado algún caso de violencia física, psicológica o humillación hacia sus compañeras, asegurando es un lugar digno y seguro.
“La alimentación es muy buena, tenemos almuerzo, comida, snack y cena, la rutina diaria es básica, no es obligada, tenemos un trato por parte de los pastores muy bueno, siempre amables y con respeto”.
Por su parte Diana “N”, dio su testimonio y dijo estar muy agradecida con los pastores y Directora del Centro de Rehabilitación, quienes le han ayudado a reflexionar y ser una mejor persona, reconociendo que las drogas en la calle la estaban destruyendo.
“Me gusta mucho estar aquí, recuperé mi confianza, mi amor propio como mujer, mi dignidad, en la calle fui una mujer maltratada, golpeada por mi ex pareja, consumía droga y me dediqué un tiempo a la prostitución”.
Relató que, tiene internada cuatro meses y nunca ha visto alguna anomalía, de lo contrario reconoció que los primeros días que ella ingresó y en algunos casos más se tornan violentas y lo único que hacen para tranquilizarlas es dialogar con ellas, pero en ningún momento son sometidas, ni maltratadas.
Alondra “N”, una interna quien está por cumplir su periodo de rehabilitación, aseguró que el pastor ha sido una persona muy amable y se ha hecho cargo de los gastos médicos que ella requirió cuando ingresó.
Relató que, desafortunadamente por la vida que llevo en la adicción y deshornen en su vida sexual activa, le ocasionó una fuerte infección en sus partes íntimas y el pastor pago el tratamiento para su recuperación y actualmente tiene una beca la cual le da acceso gratuito a su internamiento.