SALTILLO, COAHUILA. – Como un signo de luto y la tristeza que el pecado trae a la vida, en memoria de la frágil condición y lo miserable que es la vida si no se completa en Dios, este miércoles los católicos recibieron la ceniza sobre su cabeza o una cruz en su frente en el inicio de la Cuaresma.
Desde muy temprano, el obispo Hilario González García, celebró la misa en la Catedral de Saltillo, donde recordó que el principal objetivo de la Cuaresma es la preparación para la Pascua con el centro que es Jesús como ejemplo y modelo de dar la vida por los demás.
Monseñor manifestó que se cuenta con 40 días de preparación para llegar a la Pascua renunciando al mal para tener la gracia de la vida y la fraternidad con todos nuestros prójimos.
Mencionó que la ceniza se pone sobre nuestra cabeza como signo de arrepentimiento y como signo de penitencia porque queremos cambiar y convertirnos al Señor.
En la celebración el Obispo manifestó que el ayuno, la oración y la limosna son para compartir con los que no tienen y que eso ayuda a que haya ese orden y esa fraternidad con los demás.
Además, señaló que eso permite que con estas penitencias y ejercicios espirituales de la fe, se dispongan para prepararse para la pascua y para el encuentro con Dios.
Finalmente recalcó que los signos externos como la ceniza, reflejen una actitud interna de conversión y devolver nuestra mente y nuestro corazón al Señor.
Finalmente pidió a los católicos contar con actitudes que se pueden podemos vivir y reflexionar y que son: la escucha de Dios y con los demás; la comunión fraterna para compartir y auxiliarnos unos a otros en lo material y espiritual; las participaciones de fe en la vida comunitaria y la misión de que todos son llamados a llevar el Evangelio a los demás. (Con información de EL DIARIO)