Existen diferentes versiones sobre el origen del aluxe: por un lado, se dice que es un espíritu de la naturaleza y el primer poblador de la tierra
El presidente Andrés Manuel López Obrador difundió esta tarde la fotografía de un supuesto “aluxe” -pequeños duendes en el imaginario mitológica maya – encontrado en la construcción del Tren Maya y manifestó que “todo es místico”.
En su cuenta de Twitter, el jefe del Ejecutivo federal difundió la fotografía que, informó, fue tomada días atrás por un ingeniero que participa en la obra ferroviaria.
“Les comparto dos fotos de nuestra supervisión a las obras del Tren Maya: una, tomada por un ingeniero hace tres días, al parecer de un aluxe; otra, de Diego Prieto, de una espléndida escultura prehispánica en Ek Balam. Todo es místico”, escribió.
¿Qué son los aluxes y cuál es su origen?
Según la mitología maya, los aluxes son pequeños duendes que tienen bajo su cuidado la selva. Desde hace siglos, estos simpáticos amigos han sido representados en diferentes maneras y medios: desde relieves en antiguos templos mayas y figurillas de barro, hasta expresiones gráficas modernas.
El aluxe o alux’Ob (cuyo significado es geniecillo del bosque, duende o enano milenario) es un ser de la mitología maya. Habita, según la tradición oral, en las regiones de Guatemala, Belice y México, principalmente en los estados de Campeche, Chiapas, Quintana Roo y Yucatán. Este duendecillo fue representado en templos mayas como el de Yaxchilán, en Chiapas, y el templo escalonado de Nohoch Mul, en Cobá, Quintana Roo.
Existen diferentes versiones sobre el origen del aluxe: por un lado, se dice que es un espíritu de la naturaleza y el primer poblador de la tierra; que existió incluso antes que el sol; por otro, cuentan que es el espíritu de los niños muertos antes de la conquista española.
El aluxe, travieso por naturaleza, tiene apariencia de anciano, estatura de niño y rasgos indígenas. Usa una especie de sombrero y alpargatas hechas con fibras naturales como la palma.
Los brujos o sacerdotes mayas creaban un aluxe “por encargo”, durante una ceremonia que tardaba siete semanas, ya que solo se podía llevar a cabo los viernes.