La historia le valió al animal el apodo de “Pablo EscoBear” en referencia al histórico narcotraficante colombiano. Años después, el cuerpo disecado del oso apareció en una casa de empeño.
Aristegui
El jueves 16 de marzo se estrenó en México la película “Cocaine Bear” (Oso intoxicado, en español). El largometraje de comedia/horror cuenta la historia de un gigantesco oso negro que por accidente consume grandes cantidades de cocaína, por lo que inicia una matanza.
La cinta, que ya recaudó más de 60 millones de dólares a nivel mundial, se inspira en la historia real de un oso que murió de sobredosis luego de inhalar un paquete de cocaína que cayó desde el avión de un narcotraficante.
Todo inició cuando Andrew Carter Thornton II, exsoldado del ejército estadounidense, se convirtió en traficante de drogas y comenzó a introducir ilegalmente vía aérea marihuana y cocaína a la Unión Americana.
En 1981 fue acusado, junto a otras 24 personas, de pilotear un avión que contrabandeaba marihuana desde Sudamérica hasta Kentucky, Estados Unidos.
Carter pasó meses como fugitivo hasta que autoridades estadounidenses lograron su arresto. El exparacaidista militar pasó cinco meses en prisión y fue inhabilitado. Tras su liberación, Thornton continuó sus actividades ilícitas.
Los hechos que inspiraron la película ocurrieron en septiembre de 1985. En aquel año, Andrew volaba un avión que transportaba cocaína con valor equivalente a 15 millones de dólares.
A medio vuelo, el hombre saltó del avión cuando pasaba por encima de Knoxville, Tennessee. Thornton murió cuando su paracaídas falló. El avión junto con el cargamento de cocaína impactaron en tierra 97 kilómetros después, en Hayesville, Carolina del Norte.
Dos días después de la muerte del traficante, un cazador encontró a un oso negro sin vida al interior del bosque nacional de Chattahoochee, Georgia. El cuerpo del mamífero de 90 kilos estaba cerca de una bolsa de cocaína.
Luego de un análisis, médicos concluyeron que el oso negro murió de sobredosis por haber ingerido de 3 a 4 gramos de cocaína. Esta historia le valió al animal el apodo de “Pablo EscoBear” en referencia al histórico narcotraficante colombiano. Años después, el cuerpo disecado del oso apareció en una casa de empeño.