TACÁMBARO.— En junio de 2020, Ana Fernanda salió de Tacámbaro, Michoacán, hacia Estados Unidos con dos deseos: reunirse con su padre y enrolarse en el ejército. Pronto cumplió sus dos propósitos y todo parecía ideal para ella.
Sin embargo, Ana Fernanda Basaldúa Ruiz fue localizada sin vida en un almacén de la Base Militar conocida como Fort Hood, que opera en Texas, según un comunicado del ejército estadunidense.
La División de Investigación Criminal del Ejército de Estados Unidos manifestó el pasado lunes que “no hay evidencia de un hecho criminal” relacionado con el deceso de la naturalizada estadunidense.
Baldo Basaldúa, padre de Ana Fernanda, manifestó que la posible causa de la muerte de su hija sería un suicidio, pero que autoridades iban a investigar.
“En una gran parte era, un tanto, el estar cerca de su padre; él y yo nos separamos y ella quería estar un poco más cerca de él, pero más que todo era la formación de la milicia”, dijo a Excélsior Alejandra Ruiz Zarco, madre de la joven michoacana que sirvió al ejército estadunidense los últimos 15 meses de su vida.
Fernandita, como cariñosamente la llama su mamá, consideraba al ejército como una institución propia para el servicio a la comunidad y tener una buena calidad de vida, “por la posibilidad de viajar”, agrega Alejandra, quien se niega a hablar de su hija en pasado: mi hija es recordada, yo sé perfectamente como que está hablando su madre, mi hija es una niña valiente, mi niña es una mujer capaz, audaz, tenaz, es una niña empática, es una niña responsable, es una niña con tanta… nótese que está hablando su madre”, responde ante cuestionamientos de reporteros.
Ana Fernanda nació en Tacámbaro, un pueblo ubicado 80 kilómetros al sur de Morelia, donde la producción de aguacate genera riqueza y empleo.
En Tacámbaro, muchos jóvenes conocieron en vida a la hoy malograda ingeniera de combate como la titula el propio ejército de Estados Unidos. “Había cursado hasta el bachillerato cuando decidió ir en busca de su destino”, comentó un amigo de la infancia quien prefiere guardar el anonimato.
Pero Alejandra, hace a un lado su aflicción y da rienda suelta al amor de madre: “Fernanda es una niña muy risueña, Fernanda es una niña con un brillo en los ojos hermoso… pues es mi hija. Me encanta su voz y me encanta su mirada…”
Alejandra Ruiz Zarco prefiere no hablar respecto a cómo terminó la vida de su Fernandita; a ella le urge ir a California para estar en el funeral de su hija.
“Yo en este momento me siento mutilada y me siento muy indignada por la situación y más con la situación legal; me pongo a pensar en las mujeres que no tienen el acompañamiento que yo tengo, pues yo tengo a mi familia, yo tengo una red de apoyo moral impresionante”, reflexiona la señora Ruiz Zarco, quien cuando recibió la noticia trágica decidió salir de su casa y refugiarse en un dispensario médico operado por familiares cercanos.
Según Alejandra, con Fernanda ya planeaban su regreso a México para ir juntas a las playas de Acapulco: “De hecho ella llegaba aquí entre el 12 y 13 de marzo y hoy (16 de marzo) estaríamos saliendo para Acapulco”, apuntó.
Alejandra Ruiz Zarco tiene muy presente lo ocurrido en Fort Hood del 22 de abril de 2020, cuando Vanessa Guillén, otra militar, fue abusada y asesinada, por eso envía este mensaje: “Solamente quiero que, si me escucha Mayra Guillén o Gloria Guillén, sepan Gloria que somos hermanas del mismo dolor y que a parte de que nos tenemos a nosotras mismas Gloria se tiene a Gloria, Alejandra se tiene a Alejandra, Gloria tiene a Alejandra”.