CELAYA, Gto.- Un mensaje de texto, una llamada telefónica, el envío de su ubicación fue lo que pudo costarle la vida a las seis mujeres que desaparecieron en camino a San José Guanajuato, Celaya.
El 7 de marzo, las mujeres acudieron a prestar sus servicios como meseras en una fiesta que se llevaba a cabo en el residencial Álamo Country Club.
En ese fraccionamiento, el 9 de marzo de 2019 personal de la Agencia de Investigación Criminal de la Fiscalía General del Estado (FGE) de Guanajuato cateó una vivienda que presuntamente pertenecía a la suegra de José Antonio Yépez Ortiz, El Marro, líder del Cártel de Santa Rosa de Lima, preso desde agosto de 2020.
En otra residencia de ese fraccionamiento fue donde se llevó a cabo la fiesta del 7 de marzo.
De acuerdo con informes a los que tuvo acceso EL UNIVERSAL, una de las jóvenes fue descubierta cuando enviaba mensajes de texto desde su celular, y la ubicación del lugar.
«Lo que nos dicen es que también otra de las chicas alcanzó a llamar a alguien y se escuchaban gritos, como si todo se hubiera salido de control», platicó una persona cercana a la familia.
«Lo que creemos es que los criminales acusaron a las chicas de pasar información de la fiesta a sus antagónicos o a las autoridades», explicó.
Las investigaciones señalan que todo indica que al salir de la fiesta las jóvenes fueron interceptadas por hombres armados, que serían parte de Los Escorpiones, grupo aliado al Cártel de Santa Rosa de Lima (CSRL).
Eso habría tenido lugar en una glorieta ubicada a unos 100 metros de la salida del fraccionamiento, sobre el camino a San José de Guanajuato.
La célula criminal se las llevó en sus vehículos, las trasladaron a la localidad de El Cerrito y después a la comunidad de Rincón de Centeno, donde fueron encontrados sus cuerpos calcinados dentro de una fosa. Ambas poblaciones pertenecen al municipio de Juventino Rosas, controlado en su totalidad por la organización criminal que todavía —desde la cárcel— lidera El Marro.
Desde el punto en el que los delincuentes privaron de la libertad a las víctimas, hasta la fosa clandestina donde fueron calcinados sus cuerpos son cerca de 12 kilómetros.
En un recorrido que hizo EL UNIVERSAL por la zona y de acuerdo con el mapa de criminalidad del gobierno federal, toda esa zona es controlada por el Cártel de Santa Rosa de Lima.
«Hubiera sido imposible que algún cártel antagónico de El Marro y sus aliados atravesara ileso y con vida ese trayecto», expuso una fuente de seguridad consultada por este medio.
Opinó que «eso refuerza la hipótesis de que el Cártel de Santa Rosa fue el que contrató y después mató a las jóvenes. Más aún, si los detenidos son sus aliados».