Por Yuriria Sierra
¿Y las renuncias?
“Aprovecho para comentarlo, de nuevo informando sobre estos lamentables hechos donde perdieron la vida migrantes en Juárez —algo que nos duele mucho, no nos deja de doler— va a estar informando…”. El reloj marcaba las 8:54 am de este jueves, fue hasta ese momento que Andrés Manuel López Obrador dedicó unos minutos para hablar de la tragedia migrante en Ciudad Juárez, Chihuahua. “Aprovecho”, como quien de pronto se acuerda de un pendiente que, rápidamente se olvida de nuevo. Habían pasado más de 90 minutos desde que inició la conferencia en Palacio Nacional, no hubo la mínima intención de dar lugar, siquiera por respeto a la vida humana, a lo ocurrido en la localidad fronteriza que al momento tiene como saldo 39 muertos. Antes que hablar de ello, el Presidente se dio tiempo de hablar sobre la importancia que es que las cirugías plásticas las realicen profesionales. Sí, habló de cirugía plástica antes que de los migrantes.
Esta es la señal más evidente de los cómos de esta administración. Mirar hacia el otro lado para no responder por los cargos que ostentan. Apenas ayer el secretario de Gobernación expresó que todos deben asumir su responsabilidad, esto un par de días después de que intentó lavarse las manos dejando en la SRE el peso de la tragedia en Cd. Juárez. El Presidente estará hoy en aquella región fronteriza, porque su agenda ya había sido armada así, porque no sólo estará en Chihuahua, durante el fin de semana también irá a Tijuana, La Paz, Culiacán y Tepic. Se reunirá con funcionarios encargados de los programas sociales que impulsa su gobierno. Coincidencia que en su agenda aparezca la ciudad donde treinta y nueve migrantes murieron dentro de un edificio federal.
Estas muestras de indolencia se suman a los oídos sordos de quienes tendrían que estar dando la cara, rindiendo cuentas, responsables de la aplicación de los protocolos migratorios, pero ya nos han hecho saber que no hay prisa por las sanciones. Al menos no en las grandes esferas del poder.
Por segunda ocasión, en menos de 24 horas, fue la secretaria de Seguridad y Protección Ciudadana, Rosa Icela Rodríguez la encargada de informar el avance en la investigación. Ni Adán Augusto López ni mucho menos Francisco Garduño han estado en Palacio Nacional dando parte de la tragedia.
“Todos van a esperar el resultado de la investigación, como corresponde, va a ser la Fiscalía la que va a iniciar los procesos judiciales correspondientes…”, respondió López Obrador cuando lo cuestionaron sobre la permanencia de Garduño al frente del Instituto Nacional de Migración. Primero la investigación, después, si lo consideran necesario, habrá bajas de funcionarios de alto nivel. Veremos.
El gobierno de “primero los pobres” lo ha tomado en serio, porque lo que han revelado de la investigación, es que los señalados como responsables, además del migrante que, dicen, provocó el fuego, son empleados de nivel medio y bajo. Primero los pobres, hasta cuando se trata de responsabilizarlos de una tragedia que mató a treinta y nueve personas. O el guardia de seguridad privada que se observa en el video, ¿se mandaba solo? Es más, ¿qué hacía la seguridad privada dando servicio en ese lugar, si hasta al Metro enviaron a elementos de la Guardia Nacional?
Ya pasaron más de 62 horas del incendio, nadie del primer círculo ha tenido la intención de dejar el cargo. Primero la investigación, sentenció López Obrador… luego… tal vez… con suerte, alguno de los funcionarios que hoy callan serán objeto de sanción. Aunque seguramente no este sexenio, porque su silencio es también señal de que los protege un halo de impunidad que se alimenta con la narrativa oficial de cada mañana.