Por Martín Espinosa
Cada vez se escucha con mayor frecuencia entre los analistas políticos la advertencia de que para el proceso electoral federal de junio del año próximo podría haber caos, tanto pre como poselectoral, debido a las presiones y modificaciones que se han lanzado desde el poder en contra del organismo que arbitra las elecciones en el país. Y no es para menos; toda la organización que con muchos años de esfuerzo se llevó a cabo para tener comicios confiables, luego de un largo periodo de dominación de un solo partido que era el que decidía quién ganaba y quién no, hoy pretende ser modificada, dicen que por cuestiones de austeridad económica. Que porque se gasta mucho.
Así lo deja entrever la nueva presidenta del Instituto Nacional Electoral, Guadalupe Taddei, quien, tras rendir protesta de su nuevo encargo, prometió mantener “la calidad” en la organización de los próximos procesos electorales, pero con menos recursos; a fin de cuentas “lo mismo, pero más barato”. Veremos si lo consigue.
Lo cierto es que la carestía en la organización de los comicios en México se la debemos al factor de la desconfianza, que durante muchos años dominó la vida pública del país al existir un solo partido que gobernaba y al mismo tiempo organizaba las siguientes elecciones para mantenerse en el poder. La prueba está que se quedó 70 años instalado en él.
Ya lo decía en su mensaje reciente, al tomar posesión de su encargo como nuevo consejero electoral, el sociólogo Arturo Castillo Loza: “Nuestra democracia sigue siendo cara, fundamentalmente porque está basada en la desconfianza; de las sospechas y de los prejuicios surge la confrontación y la necesidad de controles excesivos. Nuestro sistema electoral es complejo y su litigiosidad es alta y, por ello, su operación es costosa. La desconfianza sale cara. Si en verdad queremos reducir el costo de nuestra democracia, además de atender aspectos evidentemente presupuestales y operativos, necesitamos volver a confiar en ella”.
Al final de su alocución, el nuevo consejero Castillo Loza propuso “un nuevo pacto en el juego democrático: uno basado en la confianza entre el árbitro, los partidos y la ciudadanía, cuya piedra angular sea siempre la legalidad, la transparencia, la eficiencia y la buena fe”.
La gran pregunta es: ¿estamos preparados, todos, para ello? Las señales actuales indican que todavía no. Sin duda se prevé para el 24 un proceso electoral complicado, con un alto riesgo de desorganización y desconfianza, que ponga en entredicho lo logrado en los últimos 20 años en materia democrática.
AUMENTA LA PRODUCCIÓN PESQUERA
Sumado a la buena gestión que durante casi 5 años ha tenido Víctor Villalobos Arámbula al frente de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader), destacan las cifras de producción pesquera de los últimos meses. México logró en 2022 dos millones de toneladas de productos del mar, lo que significó un aumento anual de 1.2 por ciento. Cifras del Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP) dan a conocer que las especies de mayor disponibilidad en el país son el atún y el camarón, que alcanzaron una producción de 137 mil y 251 mil toneladas, respectivamente el año pasado, lo que posiciona a México en el lugar número 15 del mundo como productor de atún y noveno sitio de mojarra, con un volumen de 107 mil toneladas de esta última. Es por ello que, para esta Semana Santa, está garantizado el abasto de pescados y mariscos para todo el país.
El 2.2% de la producción mundial correspondió a la pesquería mexicana, cifra que coloca a nuestro país dentro de los primeros 10 lugares a nivel internacional. Sin duda, un gran trabajo de Villalobos Arámbula para estimular el trabajo de miles de familias cuyos ingresos dependen principalmente de la actividad pesquera nacional.