En los muros norte y sur del Aula Magna predominan los vanos con tres grandes vidrieras en forma ojival decoradas con vitrales que enmarcan la direccionalidad hacia el escenario.
El papel fundamental de los vitrales, como en el estilo gótico, era dejar entrar una enorme cantidad de luz para iluminar el interior y generar efectos al incidir los rayos filtrados por las vidrieras multicolores.
La elección del artista Roberto Montenegro para el diseño de los vitrales del Aula Magna en 1933 tiene como antecedentes las obras que hiciera tres años antes para el vestíbulo de la Escuela Industrial «Álvaro Obregón», la cual también forma parte de la Universidad, y del espíritu medievalista que imperaba en el ambiente intelectual del país, del cual no escapó Pedro de Alba.
A iniciativa del Gobernador del Estado, Francisco A. Cárdenas, distintos organismos como la Cámara Nacional de Comercio, Industria y Minería, el Círculo Mercantil Mutualista de Monterrey y las organizaciones obreras aportaron los recursos para costear los vitrales realizados en el taller especializado de Ramón Montaña, en la ciudad de Torreón, Coahuila.
Los vitrales de Roberto Montenegro muestran una ideología socialista, como expresó Pedro de Alba en su inauguración: la alegoría de las ciencias, las artes, la industria, la agricultura, «son las semillas de la revolución y la reconstrucción, nos hablan de que hay un principio orgánico para que la Universidad sea el punto de reunión de los esfuerzos por el ideal revolucionario».
De los ocho vitrales, cuatro tienen siete metros de altura y dos metros y medio de ancho; dos más miden dos metros y medio por dos y los restantes son de menores dimensiones.