Un grupo de mujeres monitorea que los pequeños retoños de manglar reforestado crezcan y sirvan a la comunidad como una barrera ante el embate de tormentas y huracanes
Excélsior
MULEGÉ, BCS.— En la comunidad de El Dátil, al sur de la laguna San Ignacio, dentro de la Reserva de la Biosfera El Vizcaíno, un grupo de entusiastas mujeres trabaja desde 2019 en la reforestación y restauración del ecosistema de manglar, que funciona como un efectivo escudo contra el cambio climático.
Desde este pequeño pueblo de pescadores conformado por apenas 311 habitantes, se realizan importantes acciones de mitigación a la principal amenaza ambiental que pone en grave riesgo la supervivencia de la humanidad.
Lo que se hace aquí en El Dátil, beneficia no sólo a México, sino a todo el mundo con las llamadas soluciones basadas en la naturaleza, que según explica Fay Crevoshay, directora de Comunicaciones y Políticas Públicas de Costa Salvaje, son las más baratas y accesibles para nuestro país.
México ocupa el cuarto lugar en superficie de manglar a nivel global, no todos los países del mundo tienen manglares, entonces eso nos da una ventaja para convertirnos en los líderes de la lucha contra el cambio climático, con estas soluciones naturales”, destacó.
Fay Crevoshay recordó que los manglares son un efectivo sumidero de carbono al absorber el CO2 de la atmósfera, ya que entierran en el fango con ayuda de sus largas raíces, hasta 200 mil toneladas de gases de efecto invernadero por hectárea, lo que recibe el nombre de carbono azul.
Por ello, los manglares son considerados superhéroes en la lucha contra el cambio climático”, manifestó.
Paula Tussie, mánager de Comunicaciones y Políticas Públicas de Costa Salvaje, subrayó que en esta recóndita localidad se trabaja de la mano con las mujeres, que son la primera línea de defensa ante el aumento de la temperatura de la Tierra.
Detalló que mujeres de todas las edades fueron capacitadas para monitorear, recolectar, seleccionar y aplicar la técnica de siembra directa de semillas de mangle rojo (Rhizophora mangle).
Hasta ahorita en El Dátil hemos plantado 180 mil árboles de mangle desde 2019, y todavía nos falta sembrar otros 40 mil”, indicó.
María Magdalena Camacho, integrante del grupo de Mujeres Unidas del Dátil por un Mundo Mejor, explicó que cuando crezcan los pequeños retoños de manglar reforestado servirán a la comunidad como barrera ante el embate de tormentas y huracanes.
En los manglares también se resguardan todos los peces, y las almejas que nosotras trabajamos por debajo del mangle, las que conocemos como pata de mula, a nosotras nos beneficia mucho eso, porque ahí se cría mucha almeja”, comentó.
De acuerdo con los científicos mexicanos, Exequiel Ezcurra y Octavio Aburto, una hectárea de mangle rojo genera anualmente 37 mil 500 dólares de ganancias para las economías locales, 675 mil pesos aproximadamente.
Estos manglares mantienen más de 26 pesquerías de alto valor económico, cerca de 30% de las pesquerías de la región. Entre sus raíces sumergidas se crían pargos, robalos, chanos, jaibas, lisas, mojarras, y bagres, entre otros”.
En acción
Con los primeros rayos de sol, las mujeres ataviadas con ropa de trabajo, botas de hule y sombreros, abordan su panga con motor fuera de borda para aprovechar la marea y poder ingresar al estero El Dátil para seleccionar y recolectar semillas o propágulos de mangle rojo.
Venimos a buscar propágulos para sembrar. Necesitamos recolectar semillas de por lo menos 15 centímetros que ya se encuentran maduras, con un anillo verde claro en la punta y un color pardo oscuro abajo”, indicó Minerva Carrillo, coordinadora de Mujeres Unidas del Dátil por un Mundo Mejor.
En un ambiente de completa camaradería, pasan horas en la colecta de propágulos. En un buen día, el grupo obtiene hasta 3 mil semillas de mangle, sobre todo, en octubre y noviembre, que es la mejor temporada para esta actividad.
Minerva Carrillo muestra orgullosa una herramienta casera que fabricaron con un palo, cordón y una botella de PET, para alcanzar los propágulos que quedan lejos de su alcance.
A veces están retiradas las semillas, así que hicimos esta herramienta para no dañar el mangle y poder agarrar el propágulo”, señaló.
El proyecto de restauración de manglares en El Dátil es financiado parcialmente por el Programa para la Protección y Restauración de Ecosistemas y Especies Prioritarias (PROREST), de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp), que aporta recursos para que las mujeres reciban un ingreso por su trabajo.
Las semillas se pepenan del mismo árbol, pero como cualquier actividad cuesta tiempo, dinero y esfuerzo; todas estas mujeres que se suben a la embarcación recolectan semilla por semilla, para plantar, y todo requiere una inversión de alrededor de dos dólares por planta de manglar”, reveló Fay Crevoshay.
Cuando las mujeres tienen suficientes semillas, se trasladan en embarcación al estero La Garropa, un sitio con amplio potencial para recuperar los bosques de manglar que, por causas desconocidas, se fueron secando en los últimos años, y donde tiene éxito el programa de reforestación.
Una vez en el terreno inundable, el grupo coloca sobre el suelo cuerdas con marcas cada 30 centímetros de distancia, que es donde se colocan los propágulos en línea recta y respetando la separación entre uno y otro.
Las compañeras van enterrando un tubo que tiene forma de cruz en la parte inferior, para hacer un hoyo de aproximadamente diez centímetros de profundidad, mientras las demás van depositando las semillas y compactando la tierra, para que quede sembrado el mangle rojo.
María Magdalena Camacho, integrante de Mujeres Unidas del Dátil por un Mundo Mejor, dio a conocer que de acuerdo con las estadísticas, hasta ahora 70% de los propágulos lograron sobrevivir.
Agregó que tienen que pasar cinco años para que el manglar llegue a la madurez y comience a dar semillas.
Paula Tussie, resaltó que México, las mujeres están a la vanguardia en esfuerzos de conservación de los recursos naturales y en El Dátil no es la excepción, con actividades que benefician a todo el planeta.