Francisco Garfias
Premian a Poniatowska entre gritos y arrebatos
Los gritos de “¡fuera!, ¡fuera!, ¡fuera!” emanados de las bancadas de oposición descompusieron el ambiente de respeto que, hasta entonces, había prevalecido en la ceremonia de entrega de la Medalla Belisario Domínguez a la apreciada periodista y escritora Elena Poniatowska.
La petición de que se bajara de la tribuna iba dirigida a la senadora de Encuentro Social, Sasil de León, encargada de hablar de la trayectoria y los méritos de la galardonada.
A la legisladora chiapaneca no le importó que el ministro Alberto Pérez Dayán estuviera en la tribuna en representación del Poder Judicial ni apartarse por completo del rol que le fue asignado. De buenas a primeras aprovechó esa alta tribuna para “condenar enérgicamente” la decisión de la SCJN de declarar inconstitucional que la Guardia Nacional esté bajo control militar. “Quedaron a la deriva sólo 130 mil elementos. Inverosímil. Confiamos en las autoridades”, alcanzó a decir Sasil, antes de que los gritos opacaran su voz.
* Sus palabras provocaron que los senadores del PRI presentes, encabezados por su coordinador Manuel Añorve, abandonaran el antiguo salón de sesiones del Senado en protesta por las “arengas partidistas” de la senadora De León y la “falta de respeto” a la Corte. Lo mismo hicieron los senadores del Grupo Plural. Dentro del salón se armó la rebatinga. La panista Lilly Téllez, una de las más guerreras del PAN, se le fue encima al vocero de la presidencia, Jesús Ramírez, invitado especial a la ceremonia. No buscaba quién la hizo, sino quién la pague.
Celular en mano se le plantó enfrente y le preguntó: “¿Qué opina sobre la falta de respeto de Sasil a la Suprema Corte y a la división de Poderes?
— Estamos en una ceremonia de la maestra…, respondió el vocero, visiblemente sorprendido.
— Usted es el representante de Victoriano Huerta, acusó Lilly.
— No sé, pero estamos en una ceremonia, insistió Jesús, al tiempo que inclinó la cabeza hacia donde estaba la panista y estiró el brazo.
— ¡No me toque!, ordenó la senadora.
— No me ponga su teléfono. Es tan agresivo como eso, reviró Jesús.
— No es agresivo. Usted no me toque… Dígale al Presidente de mi parte que es un cobarde por no venir y dígale que es el representante de Victoriano Huerta. Son ustedes unos hipócritas y no vuelva tocarme.
Jesús no cayó en la provocación. Dio por terminada la conversación con un “tiene todo mi respeto, tiene todo mi respeto…”.
Kenia López Rabadán, otra guerrera del PAN, se levantó de su escaño como impulsada por un resorte y con el índice en dirección de Sasil no dejaba de gritar: “¡Es una falta de respeto!”. Hasta senadores de Morena también criticaron el gesto de Sasil que descarriló la ceremonia.
A la entrega de la medalla no asistió el Presidente con el argumento de que podrían faltarle al respeto a su investidura. Tampoco Norma Piña, la primera mujer que preside la SCJN, estuvo presente. No supimos las razones.
Adán Augusto representó al Ejecutivo. No fue el más aplaudido cuando hicieron las presentaciones —el de Pérez Dayán se escuchó más fuerte y el de Poniatowska estruendoso—, pero sí jaló los reflectores al final del acto. Para donde se movía, iban las cámaras.
En la tribuna también estuvieron los presidentes de las mesas directivas del Senado, Alejandro Armenta, y de Diputados, Santiago Creel. Antes de llegar a la casona de Xicoténcatl, donde se entregó la medalla, el titular de Segob puso un tuit en el que calificó de “constitucionalistas de ocasión” a los ocho ministros que votaron en contra de que la Sedena controle la Guardia Nacional.
* Elena Poniatowska, vestida con un hermoso vestido rojo chiapaneco con bordados amarillos, miraba desde la tribuna todo ese argüende con esa mirada curiosa que la llevó a brillar en el periodismo. No se perdía detalle. De cuando en cuando comentaba lo que veía con su vecino en tribuna: Adán Augusto.
A lo largo de su intervención respetó la pluralidad. Sólo al inicio confesó que le daba “tristeza” que no la acompañara el Presidente “porque tanto mi familia, mis amigos y muchos de los que estamos aquí, lo adoramos”.
Al final casi ofreció una disculpa por lo light de su discurso. Recordó pasajes de su vida, habló con mexicanos distinguidos, hizo notar que sólo nueve mujeres han recibido la medalla desde que se comenzó a entregar en tiempos de Ruiz Cortines. “Supongo —finalizó— que muchos esperaban un discurso o un texto político y lamento decepcionarlos, pero estoy tan llena de agradecimiento que solamente puedo decir gracias, gracias y otra vez gracias”.
* Empiezan las movilizaciones de las organizaciones nacionales campesinas contra la iniciativa del Ejecutivo de desaparecer la Financiera Nacional de Desarrollo Rural, Forestal y Pesquero.
Están inconformes con la desaparición del instrumento más importante con el que cuentan los productores del campo y se van a la lucha.
Hoy se reunirán con la bancada del PRI en San Lázaro. Asiste Alito Moreno.