Ivonne Melgar
Insabi: ¿enterrado el membrete se acabó la culpa?
Cuando más apurados estaban en defender organismos y programas de sexenios anteriores que el presidente López Obrador quiere eliminar, los diputados de oposición fueron sorprendidos con el inesperado deceso del Insabi.
Emmanuel Reyes Carmona (Morena), presidente de la Comisión de Salud, subió a tribuna para anunciar que la reforma a la ley en la materia era para sentar las bases de la concurrencia de la federación y las entidades en los servicios correspondientes. Y que, “para tal efecto, el Insabi desaparece y sus funciones se integran al IMSS Bienestar”.
De golpe, en un auténtico albazo legislativo, porque fue un dictamen que llegó un par de horas antes a San Lázaro, este martes 25 de abril las bancadas 4T jalaron el gatillo para darle muerte al Insabi, el Instituto de Salud para el Bienestar que ahí, en esa Cámara, Morena y sus aliados crearon en 2019 para que México tuviera un sistema de salud como Dinamarca. Tales fueron las expectativas presidenciales.
“Impulsar este proyecto es sumarnos a la política pública del presidente Andrés Manuel López Obrador. ¡Que viva el IMSS!”, celebró Reyes Carmona.
Tenía la misma enjundia que el 23 de octubre de 2019, 42 meses atrás, cuando desde la misma tribuna festejó: “Desaparece hoy el Seguro Popular para darle paso a una institución de gran envergadura que se llama Insabi”.
La justificación oficial fue que los rezagos heredados y los intereses de las farmacéuticas impidieron concretar los objetivos del Instituto. Y que, además, se atravesó la pandemia.
La realidad es que su titular, Juan Antonio Ferrer Aguilar, nunca resolvió el problema del abasto. Y desde hace más de un año era Zoé Robledo, titular del IMSS, el responsable de tratar de sustituir los servicios que se canalizaban a través del Seguro Popular para la población que no es derechohabiente.
Además, varios de los malos augurios expuestos por la oposición en San Lázaro, hace tres años y medio, se cumplieron.
“Le rinden un homenaje a la incompetencia que jamás habíamos visto. Hoy muere el Insabi. Diría descanse en paz, pero no merece descansar en paz, porque fue un gran engaño; realmente jamás existió el Insabi”, resumió el diputado Jorge Triana (PAN).
Fue significativo el reclamo de Frinné Azuara (PRI), exfuncionaria del Seguro Popular y del IMSS Bienestar, y quien en 2019 fue parte de los votos a favor de la creación del Insabi, un dictamen que dividió a los priistas, quienes en su mayoría se abstuvieron o se ausentaron.
“El Fondo de Protección contra Gastos Catastróficos que nosotros los priistas le entregamos a Morena fue de 102 mil millones de pesos para la atención de todo tipo de cánceres, enfermedades raras, VIH, infartos, hasta la fecha no sabemos en dónde pararon esos recursos”, cuestionó.
El exsecretario de Salud y extitular del Seguro Popular, Salomón Chertorivski, mostró las cifras del descalabro: mientras aquel esquema atendía en un año a 7 mil 406 mujeres con cáncer de mama, con el Insabi a 4 mil 600; y en los casos infantiles, el defenestrado Seguro daba tratamiento a mil 721 pacientes; la ocurrencia de este sexenio fue de sólo 368. Es decir, una caída de 79%. “¡Tres mil niñas y niños fallecieron por no tener medicamentos contra el cáncer!”, recordó el legislador de Movimiento Ciudadano.
Con cifras oficiales, el diputado de MC siguió con la escalofriante comparación: “Cuidados intensivos neonatales, 10 mil 525 atendidos con el Seguro Popular, 4 mil 389 atendidos por el Insabi, 58% menos. Tumor maligno de próstata, 889 atendidos por el Seguro Popular, 517 atendidos por el Insabi, 42% menos. Vacunas del virus del papiloma humano, 3 millones de dosis aplicadas con recursos del Seguro Popular, vacunas atendidas en el periodo del Insabi en el último año, 100 mil”.
El diputado Chertorivski les dio la razón a los autores del entierro: “Ha sido un fracaso monumental”. Pero ¿qué vamos a construir para sustituirlo?, preguntó al advertir que la nueva propuesta no tiene viabilidad.
El diputado Marcelino Castañeda (PRD) pronosticó al respecto: “Es darle más carga al Seguro Social, cuando está al borde de la crisis. En dos años, aquí se estará nuevamente discutiendo la desaparición”.
En pleno sepelio de lo que sólo fue una quimera, Ignacio Mier Velazco, jefe de la diputación mayoritaria de Morena, comentó: “Siempre es bueno rectificar, nunca es tarde”.
La duda es inevitable: ¿Es el Insabi el sello de la casa? ¿O se trata de un yerro aislado en medio del cambio de régimen?
Imposible responder ahora con evidencias.
Pero cuando le restan 18 meses al sexenio, también vale el cuestionamiento que exige una contestación urgente: ¿Se hará cargo la Auditoría Superior de la Federación al entregarle a la Cámara de Diputados el reporte forense del fiasco?
Porque, entre enero de 2020 y septiembre de 2022, se registró en México “un exceso de mortalidad” por todas las causas de 793 mil 625 fallecimientos.
Y, si vivimos en un Estado de derecho, se deben rendir cuentas, establecer responsables y saber qué tanto esa negligencia institucional es una de las causas que explicarían esa cifra que el Inegi difundió en febrero anterior.
¿O es que acaso con el entierro de un membrete basta, cuando durante su inepta existencia hubo miles de entierros de vidas humanas?